(texto de la columna editorial presentada por Luis Majul el 4 de octubre de 2023 en LN+) Ayer Patricia Bullrich tomó la decisión que le venían reclamando hace tiempo: atacar de manera directa a Javier Milei, para tratar de quitarle algunos votos. No necesitó activar ninguna operación sucia. Solo le bastó con anunciar que presentará una denuncia penal contra el candidato de La Libertad Avanza, por haberla acusado falsamente de poner bombas en los jardines de infantes durante los años setenta.
Ya se sabe que la acusación de Milei es mentira. Lo que no se entiende es por qué insiste en repetir la mentira y agrandarla, cada vez que alude al tema. Menos se entiende por qué Milei pasó de elogiar a Bullrich sin disimulo a considerarla una mala palabra, casi de un día para el otro.
En el equipo de campaña de Bullrich creen que es porque ella está recuperando votos. Y porque, en una hipotética segunda vuelta, Milei podría llegar a perder, al ritmo del cambio de expectativas.
Para salir del atolladero donde él mismo se metió, Milei instruyó al abogado Diego Spagnuolo, para que presente ante la Justicia en lo Contencioso Administrativo una medida cautelar, con el objetivo de frenar las contrataciones, licitaciones, designaciones y adjudicaciones hechas por el gobierno nacional en los últimos días. Fue lo mismo que le pidió al Presidente hace un par de semanas, sin obtener respuesta alguna.
Entre los casos que Milei pone como ejemplo, se encuentran:
Las últimas contrataciones en el Conicet.
La licitación del 5 G.
La adjudicación a una empresa de Eurnekián del negocio de los nuevos pasaportes.
La prórroga de la concesión de las distribuidoras eléctricas Edenor y Edesur.
La gente de La Libertad Avanza quiere recuperar el centro de la escena por las buenas razones, y no por versiones sobre un presunto acuerdo con Sergio Massa, que cada vez le hacen peor. En los focus group que no aparecen en los medios hay cada vez más gente que se pregunta por qué Milei no ataca a Massa con la misma fuerza con la que contradice a Patricia Bullrich. En especial, cuando el escándalo que tiene como protagonista a Martín Insaurralde le permitiría aludir a parte de lo que denomina la casta, de una manera muy específica.
Ayer, el fiscal federal de Lomas de Zamora, Sergio Mola, empezó a ordenar medidas de prueba para investigar al exjefe de Gabinete de Axel Kicillof por lavado de dinero. Mola es el mismo que acompañó a Diego Luciani, en la causa Vialidad, por la que Cristina Kirchner terminó siendo condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Mola pidió:
La inhibición de los bienes de Insaurralde.
El levantamiento del secreto fiscal para investigar todas sus cuentas.
Sus entradas y salidas del país de los últimos dos años.
Un registro de todas las propiedades a su nombre.
El registro de propiedad del avión privado en el que habría viajado hacia España.
El registro de propiedad del barco “El Bandido”
Mola pidió el apartamiento de la causa del juez Federico Villena, porque la primera exmujer de Insaurralde, Liana Toledo, trabaja como prosecretaria en su juzgado.
Patricia Bullrich también acaba de tomar la decisión de sumergirse en el planeta Insaurralde, para confirmar la sospecha un supuesto vínculo entre el todavía intendente de Lomas de Zamora, con las fuerzas del cielo de Milei.
Ayer, circulaba una información inquietante. Decía que el candidato a intendente de Milei en Lomas de Zamora, era socio, en una empresa, con el secretario de gobierno de Insaurralde y Pablo Portel, expresidente de Banfield, y otro incondicional del famoso visitante de El Bandido.
Faltan menos de 20 días para las elecciones que definirán el futuro de la Argentina durante los próximos cuatro años, pero todavía puede haber más de una sorpresa.
Por Luis Majul