(texto de la columna editorial presentada por Luis Majul el 12 de octubre de 2023 en LN+) Nadie lo sabe todavía. Pero como su intención de voto parece crecer al compás de la suba del dólar, el escándalo y el ruido, la más reciente impresión de muchos formadores de opinión es que el economista podría lograr la victoria en la primera vuelta.
¿Y Sergio Massa ya entró al ballotage? Tampoco nadie lo puede asegurar, pero así como Milei tiene un enorme ejército de cuentas dando por hecho que será el próximo presidente, el ministro de Economía posee un dispositivo de comunicación bien aceitado que instaló la certeza de que competirá con el libertario en segunda vuelta.
¿Cuánto hay de manipulación emocional y cuánto de realidad? Lo sabremos recién el próximo domingo 22 de octubre. Cualquier error de campaña puede modificar el resultado. Ayer, el presidente Alberto Fernández pudo haberle regalado cientos de miles de votos a Milei, al presentar una denuncia penal contra él y otros dos candidatos de la Libertad Avanza.
De hecho, Massa lo habría insultado, por teléfono, de arriba abajo. Y cerca del ministro de Economía dudaban de si lo había hecho para hacerle un favor, o para inflar al candidato de la Libertad Avanza, a quien nunca terminó de soportar. Pero Massa también está cometiendo una torpeza detrás de otra. Es más: cada movimiento en falso parece destinado a fortalecer al líder de La Libertad Avanza.
¿Acaso supone que va a detener la suba del dólar con la Policía? ¿En serio piensa que va a entrar a segunda vuelta pidiendo un examen psicofísico para Javier Milei? Algunos expertos en marketing electoral, consideran que, en vez de atacarlo de manera frontal, a Milei solo hay que dejarlo hablar para que aumente el miedo a votarlo.
Ayer, en la conferencia de prensa, volvió a mostrar su carácter irascible y su bajo nivel de tolerancia, al llamarle la atención a una periodista que transmitía en vivo, en el medio de su conferencia de prensa, en respuesta a la denuncia del presidente. También este miércoles, otras tres preguntas inquietantes atravesaban la campaña. ¿Qué impacto real tendrá en la próxima elección la denuncia de Patricia Bullrich sobre un pacto, por debajo de la mesa, entre Sergio Massa y Javier Milei? ¿Cuántos votos habrá perdido Milei debido a su ostensible acuerdo con el primus inter pares de la casta sindical, José Luis Barrionuevo? ¿Y cuántos votos habrán perdido Massa y Axel Kicillof después del escándalo de corrupción de Martín Insaurralde?
En los equipos de campaña de Massa y de Milei crecía cierta preocupación. Sus encuestadores habrían detectado un repunte, leve pero constante, de la intención de voto de la candidata de Juntos por el Cambio. Para cortar la subida de Patricia de cuajo, antes de que crezca demasiado, en los chats de los principales programas de radio y de televisión y el streaming y en las cuentas de los periodistas más conocidos intentaron instalar un supuesto escándalo.
Bullrich lo definió como una operación de quinta categoría. Y lo trataron de instalar con insistencia quienes trabajan para que gane Milei y quiénes lo hacen para que se imponga Massa. Semejante esfuerzo por incorporarlo en la conversación pública quizá demuestre que todavía temen que la candidata de Juntos por el Cambio llegue a colarse en la segunda vuelta.
Por Luis Majul