(Columna de Luis Majul en Diario El Observador del 25 de octubre de 2023) Aunque Sergio Massa arranca con “ventaja de expectativas” sobre Javier Milei, para la segunda vuelta, todavía no está nada dicho. La primera encuesta sobre las elecciones en balotaje, realizada por CB consultora, arrojan un resultado muy ajustado, y en cierta medida, sorprendente. Lo colocan a Milei ganando 50.7 a 49.3 por ciento, lo que preanunciaría un final para el infarto.
El altísimo impacto que tuvo su divulgación contrastó con la activación de la primera operación política y de prensa a favor de Massa y contra Milei: el intento de instalar que Milei se estaba pensando en bajar de la segunda vuelta. El candidato, por supuesto, lo negó.
El ambicioso juego de Massa
El ministro de Economía del oficialismo no quiere hablar sobre los pésimos resultados de su gestión. Se niega a conversar sobre la inflación anual que viaja hacia el 200 por ciento y el dólar blue disparado hacia los 1000 pesos. Tira la pelota afuera cuando le preguntan sobre el Insaurralde Gate y el escándalo de "Chocolate" Rigau.
Es decir: pretende mantener la fantasía de que él no tiene nada que ver con el peor gobierno de la historia del peronismo. Pero, sobre todo, trata de convencer a quiénes no lo votaron de que no será el títere de Cristina, y que los chicos grandes de La Cámpora no tendrán ningún tipo de influencia, en caso de ser elegido como presidente de la Nación.
Una de las respuestas más rápidas e inteligentes a las afirmaciones de Massa fue disparada por uno de los dirigentes ascendentes del PRO, el intendente de capitán Sarmiento, Javier Iguacel, quien, para apoyar a Milei, dijo que la opción era “libertad o delincuencia”. Sus declaraciones también sirvieron para poner un freno a un grupo de dirigentes de la Unión Cívica Radical, como Gerardo Morales y Emiliano Yacobitti, quiénes pretendían, casi de inmediato, apoyar a Massa y defenestrar a Milei, aún a costa de romper a Juntos por el Cambio.
Ernesto Sanz, en cambio, tiene una postura parecida a la de la Coalición Cívica de Elisa Carrió: permanecer neutrales, dejando en libertad de acción a los seguidores para decidir lo que les venga en gana. Pero la idea de que el pronunciamiento de una fuerza política pueda orientar el voto hacia un lado o hacia el otro es una verdadera tontería.
También sería ingenuo suponer que la oferta de Milei de incorporar a Patricia Bullrich a su futuro gobierno va a terminar de convencer a la mayoría de quiénes votaron a la ex ministra de Seguridad. Milei lo explicitó en nuestro programa de radio, y muchos lo tomaron muy bien. Pero otros lo interpretaron como un manotazo de ahogado para amortiguar el fuerte e inesperado golpe recibido el domingo.
Massa no lo tiene seguro
Pero quienes ya dan como seguro ganador a Massa también deberían poner las barbas en remojo. Porque además de la encuesta de CB consultores, hay otro trabajo de Barclays, un banco internacional que suele realizar análisis políticos enfocados en la economía, que plantea un final abierto, cabeza a cabeza, y con ambos candidatos, condicionados por la paridad y la fragmentación.
Lo firman Pilar Tavella e Iván Stambulsky. Ellos calculan que Milei precisa el 60% por ciento de los votos de todos los demás candidatos, o el 84% de los votos de Juntos por el Cambio, haciendo suposiciones más o menos lógicas sobre los votos de Juan Schiaretti y la izquierda.
Y concluyen: “Milei podría conseguir los votos que necesita. Bullrich está ideológicamente más cerca de Milei que de Massa. Además, el descenso en el rendimiento de Juntos por el Cambio entre las primarias y las generales podría sugerir que la mayor parte de la transferencia de los votos de JxC a UP puede haber ocurrido en las elecciones del domingo pasado”.
Es un diagnóstico parecido al que sugieren los cuadros de “pisos” y “techos” de Cristian Buttié.
Porque Milei tiene una imagen positiva levemente superior a la de Massa: 38.5 por ciento contra el 37.1 por ciento, y al mismo tiempo Massa tiene una imagen negativa levemente mayor a la de Milei: 55.1 por ciento contra el 51.8 por ciento. Es decir: el techo de Massa sería levemente más bajo que el de Milei, y el piso de Milei sería apenas más alto que el de Massa.
El otro dato tangible es que al ministro de Economía le conviene el voto en blanco y la abstención, porque el aparato, que todavía existe, lo va a ayudar a sumar votos en el distrito más grande y de más peso: la provincia de Buenos Aires. El aparato y el nivel de profesionalismo con que está encarando la campaña sugieren que, al final de la película, Massa, a Milei, se lo podría “comer crudo”.
Pero las negras también juegan. Y Mauricio Macri está dispuesto a jugar.
https://www.elobservador.com.uy/nota/massa-vs-milei-todavia-no-esta-nada-dicho-20231025113228