(Columna publicada en Diario El Observador el 9 de noviembre de 2023) Milei es una incógnita, y, si gana, deberá comprender, mientras gobierna, que hay cosas que jamás podrá realizar a su manera.
Por ejemplo:
Hacer desaparecer la maquinita de emitir dinero espurio, eliminando el Banco Central
Dolarizar sin dólares, y en contra de la Corte Suprema de La Nación
Eliminar los subsidios, de un día para el otro
Cortar los planes sociales, porque dejaría a millones de argentinos sin el más mínimo ingreso para sobrevivir
Modificar, de la noche a la mañana, el sistema de educación pública libre y gratuita
Dicen —los que trabajan cerca de él— que Milei lo está empezando a comprender, después de varias charlas con Mauricio Macri y parte de su equipo. Dicen, también, que el golpe que recibió el día de su cumpleaños, cuando fue derrotado por Sergio Massa, habría funcionado como el gran remedio para empezar a curar uno de sus grandes defectos: la intransigencia.
Del otro lado, en cambio, lo de Massa mete miedo:
Incapaz de ofrecer soluciones, duplicó la inflación
Triplicó el valor del dólar blue
Pulverizó en un 40% los ingresos en general y el poder adquisitivo del salario promedio
Generó mas de dos millones y medio de pobres y dilapidó las reservas del Banco Central, lo que puso a la Argentina en un virtual estado de quiebra
Por eso, en vez de explicar cómo piensa hacer lo que no pudo después de cuatro años de su gobierno y 15 meses de gestión como ministro de Economía, Massa se dedica a financiar, con nuestro dinero, una campaña del miedo descomunal, de una envergadura jamás vista.
Ahora, a esa campaña, pergeñada por el equipo de consultores brasileños que llevaron a Lula otra vez a la presidencia, la está coronando con la estocada final: la micro militancia.
En los colectivos y trenes.
En los colegios y las universidades.
En los bares, los restaurantes y los teatros.
En el mundo del arte y de la ciencia.
En cada oficina pública donde tienen la manija.
Y lo que es más miserable, más bajo, y más desesperado: en el seno de cada grupo de amigos. En el corazón de cada familia. Quizá eso, es lo que finalmente, quién sabe, los haga ganar por una mínima diferencia.
Pero será, siempre, en base a la mentira. A la enorme mentira que ahora el candidato repite cada cinco minutos: vengo a terminar con las divisiones de la grieta.
Mientras tanto, por lo bajo, su gente te opera, trabaja para hacerte daño, y se dispone a tomar venganza, porque considera que sos una amenaza. Interpreta que ponés en peligro su proyecto de poder eterno. Por cuatro, por ocho, por doce o por veinte años más.
Esta película ya la vi y te la voy a "spoilear": al final siempre terminás más pobre, más angustiado, más triste, y más resignado a vivir todos los días un poco peor.
Por Luis Majul