(publicado en El Observador el 7 de enero de 2024) Mientras los peronistas K, los no K, pero también “los gerentes de la pobreza” trabajan para esmerilar al gobierno que todavía no cumplió un mes, el presidente y su pequeño círculo de incondicionales mantienen el optimismo intacto.

A Javier Milei dos semanas de gestión completas le sirvieron para confirmar sus peores sospechas:

que él denomina “la casta” no va a cambiar de un día para el otro
que “la casta” no es solo política
que “la casta” es un sistema; una cultura arraigada desde hace años
que, por eso, los lobistas que operan en la sombra, y los pocos que lo hacen en la superficie, siguen esperando que todo vuelva a “la normalidad”
que la normalidad, para ellos, es “la Banelco”, “la coima”, “el peaje”, “los subsidios”, los “privilegios”, las “cajas” o los “conchabos” que vienen manejando desde hace aproximadamente 40 años

Un ministro del Gabinete, muy consustanciado con las ideas de “las fuerzas del cielo” después de interactuar con dirigentes sectoriales que se sienten afectados por las decisiones del presidente, confesó: “No nos entienden. No la ven. No lo pueden creer. Piensan que presentamos el DNU para negociar. Creen que la Reforma del Estado que proponemos es de mentirita. En el fondo, están esperando la Banelco. No se terminan de convencer de que la Banelco no existe más. Que no vamos a ceder. Que vinimos a cumplir el mandato que nos dio la gente a través del voto”.

Por su parte, los periodistas clásicos no se cansan de preguntar si Milei tiene un plan B. Hacen, con mayor o menor elegancia, las mismas elucubraciones de siempre. Escriben que no tiene sentido meter en un mismo paquete de leyes asuntos muy relevantes con otros que no lo son tanto. Que no se debe gobernar de espaldas al Parlamento. Que “todo es negociable”, porque si nada es negociable, Milei sería el jefe de un gobierno autoritario. Sin embargo, el presidente insiste en responder: “No hay plan B. Si no sale el DNU y no nos aprueban las leyes cumpliremos con el mandato que nos dio la mayoría de los argentinos: saldremos a mostrar cara por cara, con nombre y apellido, quiénes y porque se oponen a nuestro proyecto”.

Por ejemplo, los jueces laborales Andrea García Vior y José Alejandro Sudera, quiénes fallaron en contra de los cambios en la legislación del trabajo y a favor de la CGT, tienen antecedentes controvertidos. Más allá de ser designados ambos en 2021, en pleno apogeo del kirchnerismo albertista, García Vior, por ejemplo, viajó al Vaticano y a Ginebra, sede de la OIT, en 2019.

Quiénes la conocen aseguran que lo hizo invitado especialmente por Héctor Daer.

Y Sudera, quien al principio había dudado en fallar a favor de la CGT, porque parecía estar convencido de que el capítulo laboral del DNU apuntaba a generar más empleo formal y de calidad, habría sido presionado por sus colegas de la UBA, por un lado, y por quienes lo denunciaron por violencia de género, por otro, para favorecer el reclamo de los sindicalistas.

El sindicalismo, ¿no la ve?

Los Gordos de la CGT, ¿tampoco la ven? Cuando Sandra Petovello y Armando Cavalieri anunciaron que los mercantiles iban a adherir al proyecto de fondo de despido que rige para la UOCRA, la ministra de Capital Humano le dijo al sindicalista: "Armando: no es cuestión de apoyar a Milei. Lo que tienen que hacer es apoyar un régimen de contrataciones que les sirva a los empresarios para tomar más trabajadores y a ustedes para tener más afiliados. ¡Porque se están quedando sin afiliados!".

"El Gitano", quien viene manejando al sindicato de empleados de Comercio desde hace casi 40 años, se mostró en “un todo de acuerdo” con el planteo conceptual de la ministra.

En lo que no están de acuerdo ni Cavalieri ni Daer ni Hugo Yasky ni Roberto Baradel ni Hugo ni Pablo Moyano es en la norma que les impediría dejar de cobrar, en forma automática, la “cuota sindical solidaria” que le quitan a cada empleado para engrosar las arcas de los gremios. ¿O sus bolsillos particulares?
Tampoco ninguno de ellos quiere competir con el resto de las obras sociales, porque saben que los afiliados, de poder hacerlo, se irían a otra, con una prestación mejor. Y menos desean que se elimine el sistema de multas para el cálculo de indemnización en los juicios por despido, porque es lo que les permite repartirse “el peaje” con los jueces laborales que forman parte del sistema.

“Van a tener que entender que esos curros no van más. Porque esto también explica la inflación y el desastre económico de la Argentina”, aseguró una fuente que, a veces, habla en nombre del presidente.

Los piqueteros, ¿no la ven?

¿Los gerentes de la pobreza tampoco la ven? Eduardo Belliboni y los referentes del Partido Obrero y otras minúsculas siglas de la auto denominada izquierda todavía están impactados por la aplicación del nuevo protocolo antipiquetes.

Es más: esta semana, los dirigentes de Barrios de Pie se pusieron en evidencia cuando sólo lograron convocar a un puñado de personas para protestar contra Milei en el hotel en el que se seguirá alojando, hasta que pueda mudarse a la Quinta de Olivos.

Pero más preocupado todavía parece Juan Grabois, el rey de los chantas. Es que viene sufriendo, en carne propia, la pérdida de “clientes” que supo conseguir durante el gobierno de Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina Kirchner: los miles de beneficiarios de planes sociales encuadrados en el sello Movimiento de los Trabajadores de la Economía Popular que, hasta hace poco, creyeron que el ahijado político del Papa Francisco era su garantía para cobrar el subsidio laboral todos los meses.

Ahora que la mayoría de los beneficiarios sabe que nadie le va a poder quitar su plan social, Grabois alucina con que Mauricio Macri y Victoria Villarruel le quieren dar un golpe de Estado a Milei, y que por eso él va a salir a defender el sistema democrático.

“La verdad es que a Grabois se le acabó el negocio y está desesperado. Ya no sabe qué hacer para recuperar la caja que antes manejaba como quería” elucubró un funcionario muy cercano al presidente. Desarrollo Social ya dio de baja a 5.800 planes sociales. Eran los que recibían personas que al mismo tiempo trabajaban para al Estado, a nivel nacional, provincial o municipal.

Falta quitar los planes a otros 150.000. Son los denunciados por el fiscal Guillermo Marijuan ante los magistrados competentes. Pero Desarrollo Social no los dará de baja hasta que los jueces que investigaron no les suministren la lista de todos los casos, con nombre, apellido y motivo para sacarles el plan. “No es lo mismo alguien que viajó a Miami a tomar sol que otro que cruzó en una barcaza a Paraguay para ver a su familia”, explican.

Los problemas internos

¿Y que va a hacer el gobierno para convencer a la mayoría de los diputados y senadores de que tienen que sumarse al cambio de la voluntad popular? Ahí, la Libertad Avanza tiene varios problemas.

El primero, sin dudas, es el bajísimo nivel técnico y profesional de muchos legisladores, incluidos los propios. La semana pasada, cuando la ministra Pettovello los visitó para escuchar preguntas y disipar dudas, daba la impresión de que muchos de ellos ni siquiera habían leído ni el mega DNU ni el proyecto de reforma del Estado.

El otro gran problema es que otros, mejor preparados por un lado, pero siempre a la espera de negociar artículos de leyes a favor o en contra de distintos grupos de presión que se sienten afectados, no quieren resignar las coimas, los retornos o las cajas de las que están acostumbrados a cobrar.

“El presidente nos pidió que hagamos el esfuerzo de diferenciar a los coimeros de los ideológicos y de quienes tienen proyectos superadores”, me dijo otro ministro del círculo pequeño del jefe de Estado. “Javier no es necio. Si lo convencen de que hay una decisión que puede ser mejor de la que nosotros imaginamos la va a apoyar”, agregó el ministro.

Puso por ejemplo el plan para desarmar las Leliq del ministro de Economía, Luis Caputo y el proyecto de desregulaciones de Federico Sturzenegger. El ministro que pidió reserva de su identidad sostiene que en el gabinete no hay halcones y palomas. Que es un error de apreciación o “una versión con mala leche” la que sostiene que Milei, el jefe de gabinete, Nicolás Posse y la secretaria general Karina Milei, son los principales halcones, y que el ministro Guillermo Francos y Petovello son las palomas, más proclives a negociar.

“Todos en la Libertad Avanza tenemos voz propia. Javier es un duro y Guillermo (Francos) es un negociador nato. Pero todas las ideas se ponen sobre la mesa. No hay doble discurso ni dos bandos diferenciados. Quizá sí haya algún pícaro que habla con algún periodista vaya a saber con qué fin” argumentó alguien que nunca llegó tarde a las reuniones de Gabinete.

La fuente es tan optimista, sobre el futuro, como el propio jefe de Estado. Cree que en marzo habrá otro fogonazo inflacionario, debido, entre otras cosas, al comienzo de las clases, pero que a partir de abril la inflación tenderá a bajar.

Al mismo tiempo tiene una preocupación bien visible: teme que el Congreso tarde demasiado en aprobar los proyectos vinculados con la reforma tributaria, indispensable para alcanzar el déficit cero, y evitar una posible hiperinflación de más del 10.000% anual.

¿Y que sucedería si el Parlamento demorara mas de la cuenta lo que el gobierno necesita de manera perentoria?

“Entonces el presidente llamará a un plebiscito, para poner en evidencia no sólo a quienes resisten el cambio, sino a los que lo quieren voltear”, aventuró alguien muy cercano al jefe de Estado.

Por Luis Majul