(Columna publicada en El Observador el 14 de enero 2024) ¿El gobierno está empezando a "domar" la inflación? Según los cálculos del propio Javier Milei y de otros varios economistas, de izquierda y de derecha, la velocidad a la que venía la inflación diaria de diciembre, sumada a la liberación de precios, debería haber terminado en un aumento del costo de vida, para el último mes de 2023, de entre el 35 y el 40%.

Es más: muchos temían, incluido Milei, que, si no bajaba la velocidad del aumento de los precios cuanto antes, se podía haber ingresado al inicio de una espiral hiperinflacionaria, tres veces peor a la de 1989, que llegó al 5.000% anual. Por eso, no sólo Milei, sino todo el equipo económico, encabezado por Luis Caputo, consideraron una “muy buena” noticia que la inflación de diciembre haya terminado en 25,5%.

No salieron a gritarlo como un gol de media cancha por una cuestión de prudencia. Estimaron que hubiera sido considerado un acto de insensibilidad, con los salarios atrasados como están, y la fábrica de pobres que implica cada punto de inflación. Sin embargo, hacia adentro, no descartan la posibilidad de que se esté produciendo una desaceleración de precios en menos tiempo del que habían calculado. “Nadie lo va a salir a decir, pero algunos creemos que durante la última semana de diciembre, en algunos alimentos, hubo una suerte de deflación”, me dijo alguien que habla todos los días de economía con el presidente.

¿Y cómo se explica?

“Muy sencillo: la gente dejó de comprar y quienes los ofrecían tuvieron que bajar los precios de manera violenta. E incluso así, tampoco los pudieron vender”, agregó. Es más: durante el fin de semana, el presidente le recomendó a su equipo la lectura del siguiente tuit del economista Fausto Spotorno: Es que Milei cree, como Spotorno, que si la inflación del mes de enero terminara en un 20%, habría que descontarle otro 10% “del arrastre de diciembre” y que, por lo tanto, “estaría bajando mucho más rápido de los esperado” por el oficialismo.

El presidente también cree que, si los precios se siguen desacelerando, el dato le va a servir para apurar la aprobación de las reformas que propone. “Si de verdad empieza a bajar la inflación mucho más rápido de lo que nosotros mismos esperamos, ¿con qué argumento se van a oponer a nuestras ideas, si están demostrando que están teniendo éxito”, argumentó Milei ante otro economista al que invitó a cenar el sábado a la noche.

Este fin de semana, el jefe de Estado, también estaba exultante con lo resultados del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Parece que los negociadores del Fondo no podían creer que se hubiera llegado a un entendimiento en apenas 48 horas.

Tampoco podían dar crédito al pedido que les hizo el ministro de Economía: Caputo no solo rechazó la posibilidad de un nuevo préstamo, sino que además acordó un ajuste más fuerte que el que le había pedido el organismo internacional. El argumento que les dio fue muy lógico: les dijo que la firma de un acuerdo más flexible les iba a dar a los diputados y los senadores motivos para pedir un ajuste menos estricto.

Ahora el presidente tiene puesta gran parte de su energía en el discurso que dará en Davos, Suiza. Allí será uno de los oradores principales del Foro Eonómico Mundial, uno de los más importantes del mundo, donde se encuentran representantes de gobiernos de más de 100 países, organizaciones internacionales y líderes económicos, políticos y sociales.

Saldrá desde Buenos Aires, en un avión de línea, el lunes, a las 17:50, y llegará a Frankfurt, Alemania, a las 11:05, hora local. De allí se trasladará a Suiza. Es muy probable que en Davos se encuentre con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, una de las que quedó más satisfecha con la firma del acuerdo.

El presidente viajará con una comitiva reducida, a tono con una de sus banderas, sintetizada en tres palabras muy sencillas: “no hay plata”. Lo acompañarán, entre otros, la canciller, Diana Mondino, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro de Economía, Luis Caputo. La exposición de Milei se iniciará el miércoles 17 a las 15:50 y durará 25 minutos.

El Observador pudo obtener algunas ideas sobre las que va a hacer hincapié. El jefe de Estado dividirá la presentación en cuatro bloques. En el primero se dedicará a presentar los datos de la decadencia argentina. En el segundo planteará las grandes ideas del “modelo liberal libertario”.

El tercer bloque llevará cómo título “El dilema neoclásico y el avance socialista”. Y el cuarto: “Otros vicios socialistas que empobrecen”.

Milei planteará “los problemas de construcción del análisis neoclásico que conduce a la regulación, porque daña a la propiedad privada y penaliza el crecimiento económico”. Y hablará de casi todo. Desde los egipcios hasta el Club de Roma. Desde “el ecologismo” hasta el aborto. Lo que el propio Milei considera “la base de la agenda 2030”. El presidente quiere volar alto. Transformarse, si “las ideas de las fuerzas del cielo” tienen éxito, en uno de los máximos referentes del liberalismo en el mundo. Se lo dice, a su círculo íntimo, mitad en broma, mitad en serio.

Milei es un optimista incurable. Da por sentado que el el DNU y la ley ómnibus, tarde o temprano, se van a aprobar. “También decían que era un loco y ahora soy el presidente de los argentinos, así que me tiene sin cuidado lo que piensen de mí, quienes ya fracasaron” le comentó a un estrecho colaborador, antes de iniciar el primer viaje el exterior como jefe de Estado.

Por Luis Majul