Amado Boudou podría ser obligado a pedir licencia e incluso renunciar hasta que se termine de sustanciar el juicio que lo tiene como el principal imputado en la causa Ciccone Calcográfica. La movida, a contramano de la idea de sostenerlo y defenderlo hasta el final, está empezando a ganar terreno entre los hombres que más influyen en la Presidenta, incluidos Carlos Zannini, y Máximo Kirchner. Los que analizan la posibilidad de apartarlo están convencidos de que el juez Ariel Lijo lo va a procesar y enviar a juicio oral después de tomarle declaración indagatoria.

También suponen, con razón, que el desgaste que le seguirá provocando el trámite al gobierno, en general, y a Cristina Fernández de Kirchner, en particular, será demasiado alto, casi insoportable, a menos de un año y medio de la entrega del poder. "Pudimos haber torcido el rumbo del gobierno, para bien, y haber pasado a la ofensiva, después del acuerdo con el Club de París, y en cambio estamos de nuevo a la defensiva, agarrándonos del travesaño, con varios goles en contra y con las tapas de todos los diarios hablando de corrupción" me dijo uno de los pocos dirigentes que tiene diálogo directo con el círculo íntimo que rodea a la Presidenta, en lenguaje futbolero, propio del mundial que se viene. Él sabe que desde la Casa Rosada se hizo lo imposible para evitar que la acusación contra el Vicepresidente avanzara. También sabe que la renuncia del exprocurador Esteban Righi y el apartamiento del juez Daniel Rafecas y el fiscal Carlos Rívolo durante el inicio del juicio no fue gratuita y que todavía sigue teniendo consecuencias negativas para el gobierno en Comodoro Py. La fuente no quiere hablar de la última embestida oficial sobre los tres integrantes de la Sala I de la Cámara Federal para intentar el apartamiento del juez Lijo de la causa. Solo advirtió que la defensa a ultranza de Boudou bajo el argumento de que se trata de una denuncia alentada por Héctor Magnetto ya no resiste el menor análisis. Incluso se aventuró a criticar la estrategia judicial y política del imputado. "

¿Por qué Amado basó su defensa en decir que no conoce a (Alejandro) Vandenbroele si hay decenas de evidencias que lo prueban?", se preguntó. "¿Por qué se esconde detrás de las polleras de la Presidenta y no le deja las manos libres para que siga gobernando sin la carga de tenerlo dentro del gobierno?", se siguió preguntando. La permanencia de Boudou no solo está afectando a la imagen de la Presidenta. También les está quitando a los precandidatos del oficialismo la posibilidad de pelear por la sucesión mucho antes de empezar la campaña. El gobernador Daniel Scioli cree que es un pésimo dato que el fantasma del Vicepresidente que se quiso quedar con una imprenta de manera ilegal siga dando vueltas por el imaginario colectivo de los argentinos. El ministro Florencio Randazzo está furioso. Justo en la semana que había logrado levantar el perfil y ponerse al lado de la mayoría con el exabrupto contra los grafiteros, la llamada a indagatoria a Boudou puso al gobierno otra vez contra las cuerdas, y él no puede y no podrá hacer campaña si tiene que callarse la boca cuando le pregunten por el Vicepresidente. El líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien fuera uno de los introductores de Boudou al círculo presidencial en 2007, ya dio instrucciones a sus seguidores para que vuelvan a pedir la renuncia del hombre de la guitarra. El más directo es su mano derecha, el diputado nacional y exintendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi. "Boudou se tiene que ir ya: no se puede quedar ni un minuto más en el cargo", afirmó cuando se lo pregunté, por radio. El senador Aníbal Fernández, quien sigue aspirando a participar de las PASO como uno de los precandidatos del FpV, considera a Amado un dirigente 'cobarde'. Sus amigos le escucharon decir, ya a fines del año pasado, que si fuera un hombre de bien, le pediría una entrevista a la Presidenta y le dejaría las manos libres para ella hiciera lo que creyera más conveniente para 'el proyecto colectivo'.

¿Esto quiere decir que esa conversación nunca existió? ¿Qué jamás el vice le dio a entender a la Jefa de Estado que estaría dispuesto a apartarse si el peso político de su permanencia en el cargo la pusiera entre la espada y la pared? "Aunque vos no lo creas, nunca Amado le ofreció a Cristina esa posibilidad. Por eso digo que no solo es un cobarde. También es bastante egoísta", me contó otro que se jacta de hablar con los hombres más influyentes de la Casa Rosada por lo menos una vez a la semana. La fuente puso como ejemplo la renuncia inmediata de Felisa Miceli como ministra de Economía, una vez que la llamaron a declarar por el hallazgo de la bolsa con $ 100 mil y casi u$s 32 mil en el baño de su despacho. "Se fue a su casa silbando bajito. Y no opuso la mínima resistencia. Porque siempre se sintió parte de un proyecto colectivo". Zannini y Máximo Kirchner están pensando ahora mismo que la continuidad de Amado en el cargo contiene una desventaja adicional: la posibilidad de que se empiece a creer que Cristina lo defiende a ultranza porque siempre estuvo al tanto de la maniobra, y por lo tanto pudo haber sido cómplice del presunto delito. Esa suposición sería el límite para cualquier fantasía de transformarse en la principal fuerza de la oposición en 2015 e incluso de volver al poder en 2019.

Publicado en El Cronista