Elisa Carrió parece la jefa de campaña de Mauricio Macri . Desde que se empezaron a filtrar los deseos de la diputada nacional de formalizar un acuerdo con el Pro, el jefe de gobierno porteño no para de crecer en las encuestas. Al mismo tiempo, la intención de voto de los candidatos a presidente de UNEN permanece estancada o en baja. "Es como si Lilita ya se hubiera ido del espacio y lo hubiese proclamado a Mauricio como el único hombre que puede evitar que el peronismo se perpetúe en el poder", me dijo uno de los presidenciables de UNEN. "¿Y eso es bueno o es malo?", le pregunté. "Eso es muy bueno para Macri y muy malo para los dirigentes de UNEN que competimos por el mismo lugar", me respondió.
Los que compiten por el mismo lugar son los diputados nacionales Julio Cobos y Hermes Binner y los senadores nacionales Ernesto Sanz y Fernando "Pino" Solanas . "¿Pero es delirante o posible el vaticinio de Carrió?", repregunté. "La verdad es que cuando empezó a decirlo parecía delirante, pero a medida que pasa el tiempo, Macri nos fue sacando más ventaja y terminó transformándose en una hipótesis cierta. Lo que Lilita no dice es que eso está sucediendo porque ella lo fogoneó. Lo que ella no dice es que es una de las principales responsables del debilitamiento de UNEN", remató. Para esta fuente, el gran objetivo de Carrió es lograr una fórmula "mixta y pluralista", con Macri como candidato a presidente, Sanz como postulante a vice y la formalización de un gran acuerdo para ganar la Ciudad y las principales provincias, debajo del paraguas de esta nueva organización política, que debería conformarse antes o después de las PASO, según los tiempos políticos de los principales dirigentes.
¿Y cuál es la posición de Sanz? Si dependiera sólo de su propia decisión, se transformaría ya en compañero de fórmula de Macri, porque está convencido de que el "70% de los radicales" lo aprobaría. "Apoyarían porque la abrumadora mayoría de los radicales podemos tener alguna diferencia ideológica con Macri, pero jamás acordaríamos con Sergio Massa. Somos, fundamentalmente, no populistas", le oyeron decir al presidente de la UCR. ¿Y entonces por qué no trata de llevar al partido a un acuerdo con Macri?, le pregunté al que habla por boca de Sanz. "Porque no quiere que el radicalismo se rompa antes de tiempo", me respondió.
De cualquier manera, en los hechos, la UCR parece estar rota en varios pedazos. Unos, como Gerardo Morales, en Santiago del Estero, y José Cano, en Tucumán, decidieron cortarse solos y tomarse una "instantánea" con Massa. Otros, como Oscar Aguad, en Córdoba, ya están haciendo campaña en favor de Macri con el mismo o mayor entusiasmo que el de Elisa Carrió. Y un tercer grupo, entre los que se encuentran, entre otros, Ricardo Alfonsín, no quieren saber nada ni con Massa ni con Macri.
La senadora Gabriela Michetti es una de las dirigentes que más habla con Sanz. Le dice: "Vos, como presidente de tu partido, tenés que llevar a los radicales a ganar todas las gobernaciones posibles y compartir la responsabilidad de gobernar el país. Si tenés miedo de que se rompa la UCR, hacé un acuerdo con los dirigentes más honestos y eficientes. Así vas a consolidar tu autoridad". Ella está enfocada en su candidatura para jefa de gobierno de la ciudad y brega para que su amigo, el senador nacional por Mendoza, termine integrando la fórmula con su jefe político, el ingeniero Macri. Así, de acuerdo con su perspectiva, mataría dos pájaros de un tiro: le aportaría a Pro "los votos necesarios" para pasar a la "segunda vuelta" y evitaría la presión que los hombres del jefe de gobierno de la ciudad están ejerciendo sobre ella para que acepte ser su candidata a vice. "Sólo aceptaría ser la candidata a vice si me muestran una encuesta que demuestre que no habría, para Pro, otro fórmula mejor", ha repetido hasta el cansancio.
Michetti también está hablando seguido con Carrió. Quiere saber exactamente qué contiene el deseo in péctore de acordar con Macri. Tanto ella como el ex presidente de Boca están curados de espanto con Lilita. "Tienen miedo de que en cualquier momento les salga con un martes 13, y su verborragia incontrolable termine haciéndole daño no sólo a UNEN, sino también a Pro". A Macri, en particular, no sólo le encanta que Lilita lo tenga en cuenta para un futuro entendimiento. También disfruta y comparte algunas de las fuertes acusaciones que la diputada nacional hace al Partido Justicialista en general y algunos de sus hombres más notables, como Aníbal Fernández y Alberto Fernández, en particular. El ingeniero también se frotó las manos con las recientes acusaciones a Sergio Massa, a quien vinculó con el vicepresidente Amado Boudou y lo acusó de apañar el narcotráfico. "Para Mauricio, es el escenario político ideal. Tiene a Carrió jugando para él, pero sin embarrarse demasiado, porque ella no forma parte de su fuerza política. Se la pasa esmerilando a Massa y a Scioli, los competidores directos de Mauricio, y nadie le puede echar la culpa a él de alimentar una campaña sucia porque él no abre la boca", me explicó uno de los asesores políticos del jefe de gobierno.
La filosa lengua de Carrió le aporta a la diputada una considerable dosis de credibilidad en ciertos sectores, pero también hace que la mayoría de los argentinos no la perciba como presidenta, sino como una especie de fiscal de la República. Los cuadros de Pro con cierta memoria recuerdan que no hace mucho calificó el propio jefe de gobierno de delincuente. "Le dijo delincuente, lo acusó falsamente de montar una organización para espiar a sus parientes y lo relacionó una y otra vez con Cristóbal López. ¿Cuánto pensás que va a tardar en hacer lo mismo, el día en que se levante mal o cuando ya no le convenga más plantear un entendimiento con Mauricio?", se preguntó un integrante del gabinete de la Ciudad. Él, como la mayoría, valora el coraje de Carrió en el Parlamento, le encantaría que formara parte de un organismo autónomo de investigación después de diciembre de 2105, pero la considera, básicamente "una oportunista".
"Para nosotros, Massa es más de lo mismo. Debería explicar por qué le recomendó a Néstor (Kirchner) y a Cristina (Fernández) con tanta insistencia a Boudou, pero a Mauricio no se le ocurriría, nunca, vincularlo con el narcotráfico sin una prueba que lo sustente", explicó. Y ésa es la gran duda que todavía persiste en la organización caracterizada con el color amarillo. "Me encanta Lilita como jefa de prensa o de campaña de Mauricio, pero nos costaría compartir con ella decisiones institucionales de cierta responsabilidad", me dijo el miembro del gabinete porteño. "A la larga, es más lo que destruye que lo que podría construir".
Publicado en La Nación