Los cuadros de La Cámpora que trabajan codo con codo junto a la Presidenta tienen un plan y presentan un diagnóstico político. El plan consiste en "voltear" al juez Claudio Bonadio de cualquier manera, terminar de blindar a Cristina Kirchner frente a los jueces y la oposición y condicionar al candidato del Frente para la Victoria para "empezar a gobernar en serio" a partir de diciembre de 2015.

Los dirigentes "juveniles" más activos saben que el magistrado que impulsa la investigación de la empresa Hotesur pretende, en el fondo, husmear en las declaraciones juradas de Néstor Kirchner y la jefa del Estado desde 2003 hasta hoy. También aceptan que difícilmente Bonadio se detenga hasta encontrar alguna inconsistencia que justifique el llamado a indagatoria por sospechas de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. Por eso trabajan en tres direcciones. Una: la seguidilla de sanciones parciales que les permitan impulsar su juicio político. La quita del 30% del salario decidida por la mayoría simple de los miembros del Consejo de la Magistratura es sólo la primera de tres que se vienen. Dos: el intento de recusación por parte del abogado Carlos Beraldi, con quien Bonadio mantiene una enemistad manifiesta. Y tres: la acción política para colocar al magistrado junto a los fondos buitre, los grupos concentrados y los periodistas como los verdaderos enemigos de la patria. "Esta pelea va a ser larga. Y nosotros no vamos a parar hasta sacar a Bonadio de la cancha. Todos tenemos un punto débil y este juez no es la excepción", me dijo uno de los diputados nacionales que hablan más seguido con la Presidenta y que, junto a otros compañeros, está abocado en encontrar la hendija por dónde "entrarle".

La información sensible que le aportaron los organismos de inteligencia parece no ser suficiente. Ahora están hurgando, con una lupa grande, en cada una de las causas que impulsó. "Tenemos tanto tiempo como él, pero más recursos y más energía", agregó el diputado. El blindaje político para Cristina ya está claro: consiste en presentarla como candidata del Parlasur. La movida apunta a matar varios pájaros de un tiro: ponerla bien arriba en la boleta, para ungirla como la gran electora; suministrarle fueros para evitar que vaya a la cárcel, "aunque sea por cinco minutos", y terminar de condicionar al candidato del Frente para la Victoria para que gobierne "con los hombres y las ideas" que les piensa aportar La Cámpora en los ministerios, el Parlamento y en la Justicia.

Hace un mes, otro de los cuadros de La Cámpora que están concentrados en la acción política sorprendió a un joven diputado nacional con el que antes fueron aliados con el siguiente diagnóstico: "Nosotros, todavía, no empezamos a gobernar. Nosotros nos vamos a considerar gobierno cuando no quede ni un solo ministerio en manos de la derecha". El dirigente puso como ejemplo de "la derecha" al ministro de Planificación, Julio De Vido, y también al de Salud, Juan Manzur. En rigor, habló como si la jefa del Estado fuera de otro partido o el ministro de Economía, Axel Kicillof, no tuviera todo el poder que tiene. El joven diputado nacional pensó que el dirigente cristinista se estaba burlando de él. "¿Vos me estás haciendo un chiste?", le preguntó. Pero el activo miembro de La Cámpora siguió desplegando su cuadro de situación como si nada.

"¿Y cómo van a hacer para condicionar al próximo candidato a presidente?", le preguntó el legislador nacional. Parece que "los pibes para la liberación" ya tomaron nota de que sólo el gobernador Daniel Scioli y el ministro Florencio Randazzo están en condiciones de competir en las PASO para después, eventualmente, ganar la elección general. La estrategia para condicionar a uno u otro es idéntica. Aspiran a colocar al compañero de fórmula, a decenas de incondicionales en la lista de diputados y senadores nacionales, intendentes y concejales, y ya barajan nombres para todos los ministerios, secretarías y direcciones nacionales. En especial, en todas las áreas que manejen una caja adecuada para "seguir haciendo política como se hace en la Argentina".

Exudan optimismo. Resulta toda una experiencia escucharlos hablar. "Lo único que quiere Daniel es ser presidente. Y lo único que pretendemos nosotros es defender el proyecto y profundizar el cambio." ¿Scioli al gobierno y Cristina con La Cámpora al poder? "De lo que nadie duda a esta altura es de que nosotros no nos vamos a ir con una mano atrás y otra adelante", explicó uno de los que manejan la estrategia electoral. El mismo esquema ensayan para la candidatura de Randazzo. "Sabemos que el Flaco tiene juego propio. Pero él también sabe que sin nosotros no tiene ninguna posibilidad de competir con Daniel. Y con esa premisa lo vamos a ayudar."

Está claro que Randazzo es uno de los postulantes oficiales: los carteles en los que aparece la Presidenta junto al ministro del Interior y Transporte fueron especialmente bendecidos por la máxima autoridad. Durante los meses de verano, la ola azul-celeste competirá palmo a palmo con la ola naranja para copar la ruta 2 y cada uno de los balnearios de la costa donde se concentra la mayor cantidad de argentinos por metro cuadrado. "En marzo veremos cuál de los dos está mejor y en junio Cristina va a terminar de decidir quién será el candidato preferido del Frente para la Victoria." ¿En serio tienen la fantasía de continuar en el poder después de casi doce años de desgaste? "Claro. Nosotros no decimos que ya ganamos las elecciones. Sólo decimos que Cristina sigue teniendo más del 40% de imagen positiva y que ni el opositor más ciego puede desarmar o negar todo lo bueno que hicimos, como la Asignación Universal por Hijo. Y que el dólar, en diciembre, no se va a ir a 20 pesos, como asustaban los agoreros. Decimos que vamos a dejar al Banco Central con las reservas suficientes como para que nadie se inquiete. Y decimos que vamos a dejar una economía mucho más estable y ordenada de lo que nos quiere hacer creer Clarín."

El cuadro de La Cámpora sostiene que nadie sabe, excepto la Presidenta, si el Gobierno va a iniciar una negociación franca para acordar con los fondos buitre: "Eso es una decisión de Cristina. Y no la consulta ni siquiera con nosotros". La perspectiva del hombre que responde a Máximo Kirchner no es distinta de la de Miguel Bein, economista estrella de Scioli, o los expertos que elaboran escenarios en el Banco Santander Río. Calculan, décima más, décima menos, que el producto bruto va a crecer 1,5% si se acuerda con los holdouts y que va a caer en la misma proporción si continúa el conflicto.

A partir de ese supuesto, y el de una oposición fragmentada y aturdida por los gritos de guerra de Elisa Carrió, piensan los "muchachos" de Cristina que todavía es demasiado rápido para dar esta batalla por perdida. "Los que hablan de fin de ciclo se pueden llevar la sorpresa de su vida", se despidió el cuadro camporista.

Publicado en La Nación