El sábado, Crítica de la Argentina denunció que la Presidenta ya tenía en su despacho informes patrimoniales de Mirtha Legrand, Marcelo Tinelli y Susana Giménez. Agregó que esos informes contenían supuestas irregularidades y anticipó que los sabuesos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) podrían irrumpir en las productoras o en los domicilios de los conductores para pedir aclaraciones. Como se sabe, Legrand, Tinelli y Giménez salieron a criticar la inseguridad imperante. Y Susana fue todavía más allá, al pedir represión para quienes cortar las calles y las rutas.

Cuarenta y ocho horas después de la información publicada por Crítica, ninguna fuente oficial desmintió la preocupante versión. Es hora de analizarla como se debe.

Uno: Es posible que se trate solo de una hipótesis, lanzada por fuentes cercanas al gobierno, para desalentar a las figuras y silenciar las voces críticas. Si fuera así, es tan grave como el gesto de ponerle sobre la mesa las supuestas carpetas a la Presidenta, a la espera de que Cristina ordene inspeccionar o investigar.

Dos: ¿Puede ser la información producto de la fantasía o la imaginación del periodista? Definitivamente no. Se trata de la nota de tapa, está firmada por Alejandro Bercovich y, aunque el profesional no identifica las fuentes con nombre y apellido, los datos son precisos y contundentes. Por otra parte, ni el responsable de la AFIP, Ricardo Echegaray, ni los altos funcionarios que ofician de voceros, como el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, o el ministro del Interior, Florencio Randazzo, salieron a negarla. De hecho, cuando en otra oportunidad gerentes de Ideas del Sur sugirieron que la AFIP estaba persiguiendo a Marcelo, el jefe de prensa de Echegaray lo negó de manera categórica.

Y tres: La información de Crítica es verdadera, y es gravísimo. Es decir: después de las fuertes críticas de Mirtha, Marcelo y Susana, el Gobierno usa su poder como un arma letal para callarlos, acusarlos o ridiculizarlos.

Que se entienda bien.

Si la diva de los almuerzos, el conductor de Bailando por un sueño o Su no cumplen con el fisco, el deber del Estado es investigarlos, pedirles explicaciones y si éstas no son satisfactorias, elevar las actuaciones a la justicia Penal Tributaria

Pero amenazar con hacerlo o hacerlo, una vez que los conductores opinaron sobre algo que le molesta al gobierno nacional, constituye un apriete insostenible, que ni los medios ni los fiscales deberían dejar pasar. En cualquier sociedad civilizada, la versión de que la AFIP persigue a los conocidos o famosos solo por su manera de opinar sería un escándalo que terminaría con la carrera de más de un ministro. En la Argentina K se lo analiza como si fuera una nota de color, y todavía algunos sugieren que no estaría mal escarmentar a quienes “se llenaron de guita con los militares y el menemismo”.

¿Se usa a la AFIP como una Gestapo financiera para perseguir a los enemigos y proteger a los amigos?

El martes 23 de abril de 2009, a las diez de la mañana, tres altos directivos de la AFIP concurrieron a la oficina del contador de Néstor Kirchner, en Río Gallegos, para ‘"corregir" la declaración jurada del ex presidente, porque tenía "inconsistencias conceptuales" entre lo que informó y la verdadera fortuna que posee.

Los agentes de la AFIP hicieron algo más que ayudar a Kirchner para que no quedara en falta frente a los organismos de control y la justicia: pactaron las excusas que presentarían no solo el ex presidente sino un grupo de personas vinculadas con él. Entre otros, Lázaro Báez y Rudy Ulloa.

Las "inconsistencias conceptuales" fueron detectadas por el propio Sistema de Seguridad de la AFIP, cuyas autoridades dispararon 17.141 intimaciones. Entre las 263 que se enviaron a los contribuyentes de la Región Comodoro, una fue hacia Kirchner, quien todavía posee domicilio fiscal en Río Gallegos.

Las intimaciones "saltan" de manera automática, cuando se detectan diferencias en las declaraciones de dos o más contribuyentes vinculados por créditos o deudas que figuran en una presentación o no se registran en otra.

La denuncia de que altos directivos de la AFIP se tomaron un avión para "arreglar" la declaración del ex jefe de Estado fue publicada primero en la revista Noticias, como un adelanto de El Dueño, el último libro de mi autoría, hace ya diez días.

El Dueño está en la mayoría de las librerías desde el viernes 7 de noviembre pasado y, tres días después, la información sobre el viaje de los sabuesos fue tomada por Ricardo Monner Sans para ampliar la investigación a Kirchner por presunto enriquecimiento ilícito.

Todavía ninguno de los involucrados la desmintió, a pesar de la gravedad del suceso.

La pregunta sigue en pie, ahora más que nunca. ¿El Gobierno usa a la AFIP no para cobrar impuestos sino para hostigar a los "enemigos" y hacer la vista gorda con el Gran Amigo?

Publicado en El Cronista