La leve recuperación en intención de voto a presidente del gobernador de Buenos Aires, después del impacto negativo que tuvo en su figura la muerte del fiscal Alberto Nisman, dio comienzo al operativo triunfalista.
Analistas tradicionales habían considerado que Scioli iba a pagar muy caro aquella foto en la sede del Consejo Nacional Justicialista en la que aparecía avalando la teoría de un intento de golpe de Estado contra la Presidenta, en vez de impulsar la denuncia que Nisman había presentado días antes de morir. Sin embargo, días después, esa imagen fue tapada por otras fotos más amables y populares. Artistas que venden muchos discos. Boxeadores argentinos que pelean en La Ñata. Daniel en Alemania probándose una prótesis nueva. Karina Rabolini enseñando tango enfrente de la Casa Blanca. Scioli con Lula mostrándole las fotos del libro de su vida o festejando el cumpleaños de un amigo junto a Marcelo Tinelli , uno de los hombres más influyentes y populares de la Argentina.
Y una enorme usina de "rumores" que lo estaría "llevando rumbo a la cima". Uno, como se sabe, es que la Presidenta ya lo habría elegido. Esto es: que va a terminar aceptándolo como el candidato del Frente para la Victoria. "No es que Cristina ya lo haya ungido. Es que optó por no suicidarse", me dijo un gobernador que hace rato se decidió por Scioli.
Es curioso: todo esto sucedió a pesar de que los números de las encuestas no cambiaron demasiado. Según Management & Fit (M&F), hasta marzo de este año, el gobernador estaba segundo, a muy poca diferencia del jefe de gobierno de la ciudad, Mauricio Macri. El dato más impactante, entonces, era que Macri, quien un año antes no superaba los 14 puntos y dividía su clientela con los candidatos de UNEN, por primera vez, lideraba las encuestas y no dejaba de crecer a razón de uno o dos puntos cada 30 días. "Mauricio estaba de moda y parecía que se iba a comer a los chicos crudos, pero después todo se reacomodó y ahora los voceros de campaña del Gobierno y también de Scioli divulgan que se estancó. O que llegó a su techo. O que a la hora de los bifes los argentinos van a elegir por un cambio seguro", explicó, con lenguaje directo, un encuestador que espera nuevas cifras de un sondeo nacional para la semana que viene.
Ahora el que parece estar de moda es Scioli. La última medición de M&F le otorga 29,5% de intención de voto al gobernador y 28,9%, al jefe de gobierno porteño, una diferencia casi imperceptible, por debajo del error técnico de la muestra. Sin embargo, el aparato de propaganda política del gobernador transformó esta diferencia casi en un triunfo inapelable. Y contó con el apoyo de cierta confusión que reina en Pro por los magros resultados electorales en la provincia de Salta y la elección "cabeza a cabeza" en la que compiten el candidato preferido de Macri, Horacio Rodríguez Larreta, y la senadora nacional Gabriela Michetti. En esto, la mayoría de los encuestadores coinciden: si la interna de Pro en las PASO de la ciudad la dirimen los afiliados y simpatizantes del partido, Rodríguez Larreta habrá ganado la contienda. Pero si la figura de Michetti convoca a "independientes" ajenos a la política partidaria y al "círculo rojo" al que un día aludió el propio Macri, es probable que la senadora se imponga, gracias al "voto emocional".
¿En cuánto afecta a las aspiraciones presidenciales de Macri su apuesta por uno de los candidatos a sucederlo? "Lo afectaría en términos de imagen. No necesariamente en la intención de voto a presidente", comentó Mariel Fornoni, de M&F. Otra vez, las diversas interpretaciones de los miembros del "círculo rojo" varían, de acuerdo con el interés del interlocutor. Los dirigentes que responden a Macri sostienen que su conducta lo acerca a la gente. "Habilitó las PASO en la ciudad, le ofreció la candidatura a vicepresidenta a Gabriela y, ante su rechazo, permitió que se postule, pero al mismo tiempo se sinceró sobre a quién prefería. Eso lo diferencia de la vieja política y lo hace verdaderamente distinto."
Dirigentes del cristinismo, del sciolismo y del masismo opinan, en cambio, que la candidatura de Michetti prueba que Macri no es un verdadero líder. "Los verdaderos líderes imponen a sus candidatos, por las buenas o por las malas, o canjean su apoyo por ministerios, lugares en las listas de diputados y senadores o entes públicos con caja propia. Lo que no hacen nunca es dejar una elección a la buena de Dios", afirmó un importante dirigente que trabaja todos los días en la candidatura de Sergio Massa.
Por su parte, Rodríguez Larreta criticó en público a Jaime Durán Barba por sus declaraciones sobre Michetti y el supuesto Alzheimer de su jefe de campaña, Federico Pinedo, y le rogó en privado que no abriera más la boca. Lo que más le molesta a Macri es la energía extra que tiene que poner en la campaña de la ciudad, porque le quita tiempo para enfocarse en su propia candidatura, cuando lo vientos de cambio no parecen tan determinantes como al final del verano pasado.
¿Habrá durante las próximas elecciones presidenciales más viento de cambio que de continuidad? ¿No sería suficiente, para Macri, el entendimiento con Ernesto Sanz, Elisa Carrió y el apoyo de Carlos Reutemann? ¿La subida de la imagen de la Presidenta aumenta el voto de Scioli y coloca al Frente para la Victoria a las puertas de un triunfo en primera vuelta, como sugiere el equipo del gobernador?
Macri, cada vez más peronista, sostiene que la "única verdad es la realidad". Y que la mejora de la imagen de Cristina no es una señal de apoyo al Frente para la Victoria, sino que se debe a otras razones. "Las encuestas que me muestran dicen que su imagen mejora porque se va y no porque los argentinos están contentos con la economía, la seguridad y la justicia que hay en la Argentina", comentó el jefe de gobierno antes de la cena de Cippec. Scioli, en cambio, esa misma noche, se lo pasó recitando el libreto que mejor le cuadra, hacia fuera y hacia dentro: "Decían que se iba a venir el mundo abajo y nada de eso sucedió". Ya llegará el tiempo de diferenciarse de Cristina y prometer un futuro mejor. Será inmediatamente después de las PASO. Por ahora sólo importa hacer creer a la mayor cantidad de gente posible que "Daniel ya ganó".
Publicado en La Nación