Mauricio Macri tiene una obsesión: no quiere que nadie le arruine la fiesta del próximo domingo. Por eso diseñó, casi de manera personal, la "escenografía de la victoria". La foto para la tapa de los diarios del lunes será la de él mismo, en el centro del escenario, levantando la mano de los dos candidatos, Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta. Tendrá lugar, como siempre, en uno de los salones de Costa Salguero. Habrá, a lo sumo, 150 invitados especiales por cada uno de los candidatos. El festejo será medido. Primero hablará el ganador o la ganadora. Después, Macri dirá, palabras más, palabras menos: "Triunfó el cambio. Ganó Pro", y empezará a dar vuelta la página de la interna más antigua del partido con votos más nuevos de la Argentina.

El final todavía está abierto. El equipo de campaña del jefe de Gabinete de Macri insiste en que Larreta ya ganó. Argumenta que será definitivo el apoyo explícito del jefe de gobierno. Explica que ese gesto del líder político de Pro le otorgará a su candidato los 5 puntos de diferencia que se adjudican sobre la senadora nacional. Algunos de ellos, todavía, no terminan de entender por qué Michetti "rechazó" la oferta del jefe de gobierno de integrar la fórmula presidencial. "El proyecto siempre fue Mauricio 2015, por encima de cualquier ambición personal", insistió un alto funcionario del gobierno de la ciudad que ingresó al espacio casi al mismo tiempo que la ex vicejefa. Y no sólo parece molesto por la decisión de Michetti. También, dice, por la energía y el dinero que la fuerza debió gastar en la interna (la misma energía y los mismos recursos que tenían pensado destinar a la campaña presidencial). "Nada será igual con Gabriela después de estas PASO", sentenció. Y agregó, paternalista: "Espero que la derrota no haga mella en su autoestima, porque la necesitamos entera para la campaña nacional".

Un sentimiento parecido, pero en sentido contrario, domina al equipo de campaña de la candidata. En especial contra quienes le habían jurado amor eterno y terminaron jugando para Rodríguez Larreta no por convicción, opinan, sino por conveniencia. Nombran a media docena de altos funcionarios, pero mencionan al senador Diego Santilli como el ejemplo más acabado. Pero de todos modos pronostican un final cabeza a cabeza en el que Michetti se va a imponer "por el peso del voto femenino, el alto grado de conocimiento de Gabriela y la reacción (adversa) que provocó la decisión de Mauricio". Igual de optimistas que sus adversarios internos, creen que la designación de Hernán Lombardi como candidato a vicejefe de gobierno le aportará votos del radicalismo, del progresismo de centroizquierda y del mundo de la cultura en general, que considera tanto a Larreta como al precandidato a jefe de gobierno Martín Lousteau dos "gestores sin alma", más preocupados por los números que por las personas. Ahora los dirigentes michetistas trabajan para que quede claro que el jefe de Gabinete del gobierno fue gerente de la Anses durante el gobierno de Carlos Menem e interventor del PAMI durante la presidencia de Fernando de la Rúa.

Desde las oficinas de apoyo a "el Pelado" no creen que les sirva para quebrar el sentido del voto. "Horacio no es un saltimbanqui. Horacio es, antes que nada, y por sobre todo, Mauricio. Y por eso va a ganar. Porque la imagen del gobierno de la ciudad es la más alta de toda la historia. Y porque el jefe de Gabinete es él, y es imposible despegarlo de la gestión", interpretó alguien muy cercano a la jefatura de campaña de Larreta. ¿Qué pasaría si perdiera Michetti? Responde alguien muy cercano a ella: "Nada. Ella, de alguna manera, ganaría igual. Porque esta campaña le habrá servido para templarse. Para saber quién hace política porque cree en los sueños y quién por el poder y la plata. Y porque habremos perdido contra un aparato formidable. Y sin usar recursos cuestionables, como la ayuda que la gente de [Sergio] Massa y [Daniel] Scioli nos ofreció".

"¿Qué pasaría si perdiera Gabriela? -reflexiona un incondicional del proyecto Macri Presidente 2015-. Nada. Podrá ser ministra del gobierno de Mauricio. O tendrá que esperar por un nuevo turno, dentro de cuatro años. Pero sería una locura dejarla a la buena de Dios. Para llegar a la presidencia necesitamos de todos, y ella, de una manera u otra, nos sigue sumando votos desde el centro hacia la izquierda." ¿Y qué pasaría si perdiera Rodríguez Larreta? "No estamos pensando en esa posibilidad", contestó un secretario con rango de ministro.

Pero cerca de Gabriela pronostican: "Si le ganamos a Horacio vamos a consultar la mayoría de las decisiones que tomemos con Mauricio, porque lo seguimos reconociendo como líder del espacio. Si gana Gabriela, Mauricio también ganará. Los que fantasean con un cisma o una división en el partido es porque están locos o no conocen a Michetti. Los que hablan todos los días con el jefe de gobierno de la ciudad confían en que después de la interna los melones se acomoden solos. Hasta el día de ayer Macri daba por ciertas las encuestas que sostienen que Larreta le llevaría por lo menos cinco puntos de ventaja a Michetti y que sumados estarían muy cerca de alcanzar el 50% de los votos. "No es una noticia de último momento que Mauricio prefiere que gane Horacio. Pero es un análisis frívolo el que sostiene que si gana Gabriela afectará su intención de voto como candidato presidencial. Lo que afectaría su intención de voto sería que Pro hiciera una mala elección en la ciudad. Y por lo que estamos midiendo, podría llegar a ser una de las victorias más espectaculares", dicen en Pro.

"Las heridas de la interna de un partido que pierde tardan mucho en sanar. Pero las heridas de la interna de un partido que gana se curan en horas. O mejor dicho: en el tiempo que demora acomodar a los perdedores en el espacio que manejarán los ganadores." El análisis le corresponde a un consultor que estudió con detenimiento en cuánto tiempo y de qué manera los cuadros más importantes de la renovación de Antonio Cafiero tardaron en pasarse al espacio de Carlos Menem después de que el riojano ganó las únicas elecciones internas que celebró el PJ desde 1983 hasta ahora.

"La verdadera discusión de la Argentina no es si Horacio le gana a Gabriela o Gabriela le gana a Horacio en la ciudad. La verdadera discusión es si se impone la continuidad o el cambio", quiso encuadrar el debate el consultor, más allá de la enorme expectativa por el resultado de las elecciones del domingo que viene.

Publicado en La Nación