Mauricio Macri pretende ganar "con las botas puestas". Es decir: sin acuerdos, alianzas o entendimientos con Sergio Massa o Francisco De Narváez. "Los que quieren que arreglemos con el resto de la oposición no entienden nada: en política, y en la Argentina hoy, hay que prestar atención no tanto a la oferta como a la demanda", me dijo alguien que participó de la última mesa chica, esta semana, en el domicilio particular del jefe de gobierno de la ciudad. La oferta serían los candidatos, y la demanda, lo que esperan los votantes. ¿Y qué desean los votantes? "Eso es lo único que tenemos claro. Por lo menos, el 60% quiere un cambio y el 40 restante, cierta continuidad." ¿Un cambio de qué tipo? "Un cambio en el sistema de decisiones. Un cambio en la manera de hacer política." ¿Y qué significa "cierta continuidad"? "Que no le quiten lo ya conquistado, como la Asignación por Hijo y las paritarias." Los números que maneja Pro son sorprendentes. "¿Sabías que, ante la primera pregunta abierta de a quién piensa votar para presidente, el 70% todavía responde que no sabe?", me dijo la fuente. ¿Y de dónde salen entonces los números que sostienen que Daniel Scioli alcanzaría el 33%; Macri, casi 30, y Sergio Massa, un poco más de 20?, le pregunté. "Surgen después de la segunda, la tercera y hasta la cuarta pregunta dirigida", me respondió.

La fuente, que integra el gabinete del gobierno porteño, afirma que incluso hasta 48 horas antes de la votación suele haber un 15% que no termina de decidir a quién va a elegir. ¿Es cierto que Scioli se está desmarcando y que Macri se está estancando?, repregunté. "Nosotros lo tenemos empatados en 31%", informó, de manera "oficial". ¿No temen que si las elecciones se polarizan, la mayoría de los votos de Massa vayan al Frente para la Victoria? "No. Creemos que la polarización va a crecer día tras día y que Scioli y Mauricio van a protagonizar una competencia muy reñida." ¿Hicieron ejercicios de simulación sobre la primera y la segunda vuelta? Responde: "Las PASO van a funcionar como una primera vuelta. En la última proyección que hicimos, tanto Scioli como nosotros podríamos superar, al final, el 40% de los votos. Si esto se confirmara, cualquiera de los dos podría ganar en primera vuelta". ¿Y qué les hace suponer que, en el medio de semejante contexto, Scioli no termine ganándole a Macri por una cabeza o más? "Que hay más gente a favor del cambio que de la continuidad y Mauricio representa más que Scioli esa idea de cambio." La fuente, muy optimista, repite como un mantra una de las máximas que le adjudican a Jaime Durán Barba. "La ventaja que tenemos es que dependemos de nosotros mismos. Y no tanto de lo que hagan los demás."

Ése, precisamente, es uno de los puntos discutibles del diagnóstico Pro. Porque parece soslayar el abanico de herramientas que poseen el gobierno nacional y el de la provincia para conseguir votos. "Yo todavía no arranqué. Cuando empiece, van a enterarse de lo que es una campaña a presidente", le dijo Scioli la semana pasada a un integrante de su equipo de comunicación. Tampoco empezó a desplegarse, en toda su magnitud, la maquinaria de anuncios y propaganda nacional. Se espera, entre otras novedades, que las paritarias de los sindicatos más poderosos estén acordadas para la fecha en que se realizarán las PASO. También se aumentarían las jubilaciones, la Asignación por Hijo y se incrementaría el monto al que se les aplicará el impuesto a las ganancias. "El domingo 9 de agosto la gente va a tener mucha más plata en el bolsillo de la que tiene hoy, y eso va a influir en su decisión final", argumentó un hombre que trabaja con Scioli.

Con lo pareja que están las encuestas y con Massa y De Narváez dispuestos a negociar, ¿no sería más beneficioso para Macri anunciar un acuerdo que impida la fuga de dirigentes y de votos desde el Frente Renovador al Frente para la Victoria?, le pregunté al funcionario porteño. "Ustedes, los periodistas, no entienden nada. Trabajan sobre supuestos, y no sobre encuestas y estudios. Mauricio no tiene ningún problema personal con Massa. El problema es que un acercamiento con Sergio o con Francisco enviaría a nuestros potenciales votantes una señal confusa. No nos sumaría. Al contrario. Nos restaría." Pero, si la oposición va a las PASO dividida, ¿no terminaría ganando el Frente para la Victoria, ya que sumaría, entre Scioli y Florencio Randazzo, poco menos del 40% de los votos? "No. Según nuestros cálculos, nos terminaría favoreciendo. Porque, después de las PASO, no sólo la mayoría de los votos de Massa, sino también los de Margarita Stolbizer se trasladarían a Mauricio en la primera vuelta. O sea: a la oposición la ordenaría la gente, no los acuerdos de cúpulas." ¿Y qué pasará en la provincia de Buenos Aires, donde los candidatos se eligen en forma directa? "María Eugenia [Vidal] está cerca de los 20 puntos y las visitas de Mauricio al conurbano la van a dejar cerca de los 30. Además, van a ir juntos en la boleta. Es muy posible que la intención de voto del candidato a presidente termine arrastrando a nuestra candidata a gobernadora." Para el Frente para la Victoria y también para Massa, la provincia es la madre de todas las batallas. En el distrito más grande del país, el partido del gobierno obtendría más de 35 puntos con Scioli como candidato a presidente y "cualquiera" como postulante a gobernador. "Con cualquiera no: Aníbal Fernández es uno de los dirigentes con más imagen negativa del país", señaló la fuente.

Más les preocupa De Narváez, quien aparece como uno de los más votados "en el mismo lado de la cancha" en el que juegan Macri y María Eugenia Vidal. Macri, quien luego de la reunión de la mesa chica terminó más convencido que nadie de fortalecer la identidad propia y no establecer ningún otro acuerdo electoral, le pidió a Horacio Rodríguez Larreta un esfuerzo "extra" para que intente ganar la Ciudad en primera vuelta, el próximo 5 de julio. "Ése podría ser un golpe muy fuerte para hacer crecer la ola amarilla", habría dicho Durán Barba.

El ex presidente de Boca ya está metido de lleno en la campaña. Tiene dos ejes discursivos de los que no se apartará. Se presentará como la "tercera vía", el "verdadero cambio", y pedirá que "no tengan miedo" porque él no cambiará nada de lo que considera que se ha hecho bien. Hay quienes le sugirieron que la mejor fórmula sería la que él había pensado antes de las internas porteñas: llevar como vicepresidenta a Gabriela Michetti. Pero Macri está curado de espanto. No se lo piensa ofrecer, de manera oficial, si antes no está seguro de obtener una respuesta positiva.

Publicado en La Nación