La FIFA es una organización supramundial acostumbrada a realizar negocios poco transparentes. La única novedad es que la justicia de los Estados Unidos alumbró la oscura cueva y mostró su descomposición al resto del planeta. Joseph Blatter es el Gran Jefe y el único argumento que esgrime para defender su inocencia es que él no tiene autoridad para designar a su gabinete. "Soy un Presidente que no puede elegir sus ministros", le dijo en una reunión privada a Luis Moreno Ocampo, cuando al exfiscal lo candidateaban para presidir una comisión encargada de dar mayor transparencia a la FIFA. Moreno dice que Blatter al final le bajó el pulgar, aconsejado por Julio Humberto Grondona y la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Grondona y este gobierno son las otras piezas de un engranaje cuya maquinaria huele cada vez más a podrido. Grondona le enseñó a Blatter como usar el negocio del fútbol para aumentar la riqueza personal. Es decir: la corrupción de la FIFA es una corrupción made in Argentina. Y tiene el sello de El Padrino.

El mecanismo de corrupción que se describe en la denuncia de la fiscal general de los Estados Unidos, Loreta Lynch lo detalla con precisión. Los prófugos Alejandro Burzaco, Hugo y Mariano Jinkis son acusados de haber pagado a Grondona sobornos. Los definen como testaferros o valijeros. Sobornos para que la FIFA les vendiera a su empresa y no a otra los derechos de televisación para la Copa América 2015 y muchos otros negocios. Grondona ha sido identificado en la denuncia sin ninguna sutileza. Lo presentan como "un alto funcionario de la FIFA y de la AFA" y le asignan el número 10. Ningún dirigente del fútbol argentino ignoraba que Grondona se quedaba con una buena parte de todos los negocios. Tampoco lo ignoraba ningún ministro del gobierno que todavía comanda Cristina Fernández, por más que ahora se hagan los sorprendidos.

Burzaco, como accionista de TyC, no solo es socio junto a Direct TV y Liberty de Fullplay de la empresa que terminó adquieriendo los derechos de televisación de los eventos de fútbol internacional. También es socio de Clarín en la señal de Cable TyC Sport. Pero además, y fundamentalmente, es socio del gobierno en Fútbol para Todos, ese engendro creado con la excusa de que todos los argentinos pudieran ver fútbol gratis, pero usado como el principal elemento de propaganda del gobierno nacional. Porque es TyC el encargado de las transmisiones de fútbol nacional a internacional que emite el canal público. Y eso fue decidido a dedo, sin ninguna licitación pública que lo convalidara. TyC es, además, la firma privada que más dinero público recibió del gobierno de Cristina Fernández, a través de la jefatura de gabinete de ministros.

La sospecha de que Grondona usó el dinero del multimillonario contrato de FpT de manera discrecional fue denunciado por La Cornisa TV, a principios del año pasado. La investigación periodística fue enriquecida por la legisladora Graciela Ocaña, quien a su vez presentó una denuncia que cayó en el tribunal de la jueza María Servini de Cubría y que todavía sigue abierta. Servini está analizando ahora un preinforme picante sobre el Fútbol para Todos que elaboraron los miembros de la oposición de la Auditoría General de la Nación. El preinforme de la Auditoría denunciaba que $ 189 millones del Fútbol para Todos se habían entregado a AFA sin la documentación ni la orden de compra correspondiente. Que entre 2009 y 2011 se pagaron $ 475 millones para transmitir partidos por adjudicación directa. Además cuestionaba que la jefatura de gabinete aceptara un canje con IVECO por camiones que no se encuentran por ninguna parte. Que el monto de la publicidad de ese canje, en vez de aumentar, año tras año, por la inflación, disminuía.

Lo que no incluía el informe es lo que está investigando la jueza Servini de Cubría: la sospecha de que Grondona, para distribuir en tiempo y forma la plata a los clubes más asfixiados, les entregaba cheques que debían ser negociados en determinadas cuevas financieras, con el objeto de que cada uno se quedara con su parte y todos vivieran en paz. Ahora bien: volvamos a la denuncia de la fiscal de los Estados Unidos. Grondona, que ya está muerto, era el que recibía las coimas. Burzaco, a quien está buscando Interpol y todavía no encuentra, era el que las pagaba. ¿Por qué no pensar lo mismo alrededor de las transacciones entre Burzaco y los funcionarios de la Argentina, el único país del mundo donde el Estado se quedó con el 100% de los derechos del fútbol? Porque los derechos del fútbol se los vendió la FIFA y la AFA a la empresa de Burzaco y esta firma se dio vuelta y se lo revendió al Estado nacional. Esto es así, por más que el ejército pago de tuiteros K quieran hacernos creer que la culpa de todo la tiene Clarín y que el gobierno llegará "hasta las últimas consecuencias" para cobrarle a Burzaco y a Jinkis los impuestos que se habrían olvidado de pagar o el dinero que habrían lavado para hacer efectivo el pago de las coimas.

El jefe de gabinete, Aníbal Fernández, dice que quienes lo acusan de haber cometido irregularidades en la distribución de fondos del Fútbol para Todos son unos ignorantes o unos sinvergüenzas. Explica que el acuerdo con AFA no es diferente a cualquier contrato de publicidad. "Ellos me dan los derechos de transmisión de fútbol y yo se los pago. Lo que haga AFA con esa plata es problema de los dirigentes. Responsabilizar al gobierno por lo que hacen los dirigentes de AFA o los presidentes de los clubes es una burrada de marca mayor". Fernández está doblemente enojado con Ocaña. Dice que es una mentirosa y una traidora. Que cuando fue ministra de Salud, fue él el que la advirtió sobre como crecía de manera alarmante la importación de efedrina, la sustancia que se utiliza de precursor químico para fabricar drogas ilegales. "Yo la salvé de que la acusaran de alentar el narcotráfico y ahora me viene con este invento". Fernández está tranquilo porque cree que, en la Argentina, el largo brazo de la justicia no lo alcanzará. Lo que le preocupa es el daño político. El pretende suceder a Daniel Scioli y la Presidenta y el gobernador le dieron su bendición.

Siempre y cuando pueda demostrar de que los escándalos no le quitan votos ni los hacen menos competitivo.

Publicado en El Cronista