La locura política de Néstor Kirchner y Cristina Fernández era tan intensa, que las primeras horas de "normalidad" del gobierno del Presidente Mauricio Macri parecen "extraordinarias".
Macri no es lindo ni mide dos metros. Tampoco se lo puede definir como un estadista.
Pero en sus primeros dos días de gobierno, hizo nada más y nada menos que lo que venía prometiendo en la campaña. Nada épico ni delirante. Todo impregnado de sentido común.
Por eso arrancó con ventaja. Desde la primera transmisión de la Televisión Pública a cargo de la Secretaría de Medios hasta la convocatoria y asistencia perfecta de todos los gobernadores del país sirvieron para dar a la Argentina otro aire.
Una atmósfera menos cargada. Un clima de distensión.
No apareció esta vez en la tele del Estado el "favorito" de turno de Cristina con un primerísimo plano y un gesto de aparente sorpresa. No hubo cadenas nacionales eternas ni el egocentrismo extremo que caracteriza a la exjefa de Estado.
Lo mismo sucedió durante el asado con los mandatarios en la Quinta de Olivos y también durante las "bilaterales" con Daniel Scioli, Sergio Massa, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá. Solo gestos a favor del diálogo y nada de promesas. Mucho símbolo y pocas medidas concretas. Un enorme contraste entre las políticas de humillación personal y el mínimo respeto a los cargos y las instituciones.
Parece que las medidas se empezarán a anunciar y producir la semana que se inicia. Desde la vuelta a los procedimientos normales para medir el costo de vida y la pobreza hasta el comienzo de la salida del cepo y las decisiones tendientes a bajar la expectativa inflacionaria.
Para empezar, el nuevo gobierno incumplió su promesa de salir del cepo cambiario al día siguiente del traspaso de mando. Mejor. Porque todavía no sabe ni siquiera cuál es el monto real de las reservas de libre disponibilidad del Banco Central.
Para seguir, tampoco va a tomar una decisión que pueda ser interpretada o presentada como un tarifazo. Durante todo el fin de semana el equipo económico se concentró en la sintonía fina y en los mecanismos de compensación para evitar una devaluación brusca y otro salto inflacionario.
La eximición del impuesto a las ganancias para los salarios de hasta $ 30 mil va en línea con el reconocimiento de las últimas remarcaciones en el precio de los alimentos. La devolución del IVA para los jubilados y los que reciben asignación por hijo apunta a lo mismo.
La reunión de hoy con los empresarios entre los que se encuentran los formadores de precios es para pedirles que retrotraigan las listas al 30 de noviembre.
El encuentro entre Macri y Hugo Moyano primero y el ministro de Educación, Esteban Bulrich y los sindicatos docentes después apunta a "controlar" cualquier desborde temprano en la negociación paritaria.
En rigor, Macri empezó a correr una carrera contra el tiempo y las expectativas.
Y piensa arrancar primero: ya advirtió a sus ministros que no se corten solos en materia de comunicación. Que no anticipen conflictos a través de los medios. Que no anuncien nada que se puede interpretar como malas noticias. "Una cosa es hablar con la verdad. Sincerar los números de la economía, cuando tengamos los datos completos y certeros. O descubrir la herencia recibida, aunque sea una información negativa. Y otra cosa es anunciar decisiones antipáticas sin explicar antes, con lujo de detalles, porqué lo tenemos que hacer", me dijo un ministro que está entre los favoritos de Macri.
Por lo pronto, los mano a mano con los dirigentes de la oposición tuvieron, según el mismo ministro, un éxito "rotundo. Incluso mejor que el que esperábamos", explicó.
El encuentro con Margarita Stolbizer fue uno de los más valorados. En esa cita el presidente se comprometió con la dirigente de GEN a tomar sus sugerencias para lucha contra "la impunidad". Le dio una explicación más o menos lógica de porqué confía en Daniel Angelici para relacionarse con fiscales, secretarios y jueces. Le comentó que la esposa de Angelici es una funcionaria que trabaja hace tiempo en el sistema judicial y que el vínculo de los magistrados de Comodoro Py con el presidente de Boca viene de larga data. Macri sugirió que si por él fuera, modificaría todo el sistema judicial, y empezaría de nuevo. Pero como no lo puede hacer, solo se limitó a enviarle a los jueces un mensaje claro y sencillo: "No necesito nada de ustedes. No pido ni quiero un tratamiento especial. No estoy interesado en que aceleren las causas abiertas de la expresidenta o que oculten o desalienten, en el presente o en el futuro, los expedientes que involucren a los funcionarios de Cambiemos. Con que cumplan la ley y lo hagan rápido y de manera eficiente me conformo".
Stolbizer le manifestó su desacuerdo con un par de designaciones. Macri tomó nota y prometió prestar atención a sus observaciones. Margarita le pidió que hiciera extensiva a sus ministros y secretarios la decisión de poner su fortuna en un fideicomiso ciego para que sus acciones y sus negocios no se mezclaran con los asuntos de Estado. Macri le sugirió que él ya tomó la decisión y que confiaba en que muchos integrantes de su gabinete lo imitaran. La dirigente quiso saber si había, con la expresidenta, un pacto de impunidad, escrito o secreto. "No. No voy a mover un dedo ni para promover una persecución judicial ni para evitar que la investiguen y eventualmente, la condenen", respondió. Y repitió que lo mismo iba a ser con cualquiera de sus funcionarios que sea denunciado con elementos concretos. Stolbizer reconoció que se fue con muchas más promesas de las que fue a buscar. "Hace tanto tiempo que a los dirigentes de la oposición nos ignoraban que el gesto de Macri parece, por comparación, algo extraordinario", me dijo.
Publicado en El Cronista