Elisa Carrió pareció darle un ultimátum al presidente Mauricio Macri. "Es Elisa Carrió o Daniel Angelici. Ése fue el acuerdo que hicimos en enero. Y eso es lo que tiene que cumplir mi gobierno", lo desafió. En el ala menos "política" de Cambiemos, las palabras de la diputada se interpretaron casi como una amenaza. "¿Cómo le va a plantear a un jefe de Estado, por televisión, la idea de que si no hace lo que ella dice, es capaz de hacer cualquier cosa?", se preguntó un ministro de los que suelen hablar más seguido con Macri.

Lo que volvió a pedir Carrió a Macri, ante más de un millón de espectadores, es que deje de "habilitar" a Daniel Angelici como su "operador informal" ante la justicia federal. La líder de ARI presentó al presidente de Boca y dueño de varios bingos como el emisario que se reunió con varios magistrados para suavizar o aliviar la situación de la ex presidenta Cristina Kirchner y de hombres de negocios como Cristóbal López y Lázaro Báez. Ya se lo había planteado en privado. En aquel encuentro, el Presidente le dijo a la legisladora: "Daniel no es un operador. Ni es oscuro. Como presidente de Boca, es tan público y conocido como vos y como yo. Y jamás haría algo ilegal o que me pudiera perjudicar". Ella intentó corregirlo: "Angelici habla en nombre tuyo. Se jacta de sacar y poner jueces. Además está en el negocio del juego y, por lo tanto, es uno de los que contribuyen a hacer de la Argentina un garito". "Traeme una prueba de que opera a los jueces y lo volvemos a discutir", la desafió el jefe del Estado. "No necesito ninguna prueba: yo lo sé", se despidió, de manera cordial, ella.

La nueva advertencia del domingo fue porque un fiscal con vínculos con Carrió le transmitió que Angelici le había estado preguntando por el trámite de una causa "muy caliente" que involucraba a "una de las autoridades más importantes de los tres poderes de la Argentina". Angelici no negó que había hablado con ese fiscal. Pero contó el episodio de otra manera. "Fue él quien me llamó para preguntarme qué me parecía. Si tenía que desestimar o instruir la causa. Y yo le dije que haga lo correcto, de acuerdo con los elementos que tenía. Ni más ni menos", confesó el hombre de Boca a un amigo íntimo.

"Hasta donde llega mi conocimiento -me dijo anteayer un juez federal que se jacta de no almorzar ni cenar con ningún emisario del Gobierno-, Angelici, en Comodoro Py, no sacó ni puso jamás ni a un fiscal ni a un secretario ni a un asistente. La justicia penal funciona al revés: los que ponen y sacan jueces lo hacen en silencio. Es lo que les garantiza que sus pedidos se van a cumplir." El único encuentro entre el presidente de Boca y media docena de magistrados, nunca desmentido, se llevó a cabo después del triunfo de Macri en segunda vuelta. En esa cita, alguno de los jueces le preguntó al dirigente deportivo si el Presidente "necesitaba algo" de ellos. Según tres fuentes independientes, Angelici les transmitió que no necesitaba nada, "sólo que hicieran cumplir la ley sin privilegios ni excepciones de ningún tipo".

¿Cómo le cayeron las declaraciones de Lilita y la testimonial contra Angelici frente al juez Sebastián Casanello al Presidente? Mal, pero no las dramatiza. Cada vez que alguien del círculo íntimo intenta descalificarla, él le recuerda que Carrió y Ernesto Sanz fueron los que aportaron los votos imprescindibles para garantizar el triunfo electoral. "Lilita es Lilita. Si se siente con la enorme libertad de criticar públicamente hasta al Papa, ¿por qué yo me tendría que ofender tanto?", los tranquiliza. También relativiza los "ataques": "No comparto lo que dice sobre el Tano [Angelici] ni sobre Nicky [Caputo]. Pero en algunas cosas tiene razón. ¿Qué argentino no quiere que la Justicia funcione rápido y de manera más eficiente? ¿Quién se podría oponer a que metan presos, si lo determina el Código Penal, a los que delinquen, los que roban, sin importar el cargo que ocupen o que hayan ocupado?". En ese sentido, Macri valora que la diputada juegue el rol de "denunciante" que él no podría ocupar, ni por estilo ni por su investidura. No piensa, como Carrió, que su amigo Nicolás Caputo deba renunciar a sus proyectos, sus emprendimientos y sus negocios. "Ya renunció al doble estándar de asesor político sin cartera. Porque Mauricio se lo planteó antes de ganar las elecciones. Le dijo: «O venís como mi jefe de Gabinete o mi jefe de asesores y dejás de ser empresario o seguís en la actividad privada y punto. Las dos cosas, ahora, no se pueden»", me contó alguien muy cercano al Presidente. Ahora que Caputo eligió seguir con sus negocios, a Macri le parece "muy injusto" que se lo quiera "discriminar" sólo por ser su amigo. "¿Cuál sería la idea? ¿Que ningún empresario al que haya conocido pueda presentarse a una licitación sólo por haber tenido algún vínculo conmigo? Caputo no empezó a hacer negocios ayer ni cuando yo gané la jefatura de gobierno de la ciudad. Y estoy de acuerdo con subir la vara bien alto. Lo máximo que se pueda. Pero una cosa es eso y otra la discriminación al revés", planteó ante funcionarios de su confianza.

Por ahora no hay ningún indicio que sugiera la idea de que el vínculo entre Macri y Carrió se pueda romper. "Tengo una enorme paciencia. Voy a aceptar como propias las sugerencias de Lilita con las que estoy de acuerdo y voy a decirle con honestidad, frente a frente, las ideas con las que no lo estoy." A los que le plantean que le debería poner un límite, Macri responde que ni él es Néstor o Cristina ni Cambiemos es el Frente para la Victoria. "Las críticas no nos tienen que enojar. Nos tienen que servir para mejorar." Hace una semana que el Presidente presentó ante la Oficina Anticorrupción la propuesta de entregar su fortuna a un fideicomiso ciego. Laura Alonso está esperando que defina quién será el fiduciario y luego firmar el documento. "Será el primer presidente de la democracia que haga un gesto semejante", plantea un miembro de la mesa chica. Sugiere, este funcionario, estar muy atento al inminente calendario judicial. Dice que posee información sobre las dudas de la ex presidenta para presentarse ante el juez Bonadio por la causa de la venta del dólar futuro. Está seguro de que el juez la va a procesar y va a pedir su condena. El delito contempla una pena máxima de seis años y es excarcelable. El riesgo es que, con el tiempo, las condenas se acumulen y la ex jefa del Estado termine privada de su libertad. Si Cristina no se presenta, Bonadio no tendrá más remedio que ir a buscarla con la fuerza pública, como sucedió en Brasil con Lula. ¿Sería esta foto un elemento capaz de desestabilizar las instituciones? En lo más alto del Gobierno creen que no, pero preferirían menos ruido. Carrió cree que no pasará nada malo. Que apenas representará cierto alivio para una parte de la sociedad "con hambre y sed de justicia".

Publicado en La Nación