El juez Sebastián Casanello no es un héroe, pero de ahí a dar por sentado que tiene un plan secreto para detener la investigación de la ruta del dinero K antes de que la ex presidenta Cristina Fernández pueda ser condenada hay un mundo de diferencia. Se le podría achacar cierta demora en el avance de la causa. En especial hasta que apareció el video con Martín Báez y Daniel Pérez Gadín, entre otros, contando billetes en La Rosadita. Sin embargo, también es justo reconocer que, desde hace poco menos de un mes, ha habido resultados alentadores. Lázaro Báez está procesado y detenido, igual que sus principales cómplices, el contador Pérez Gadín y el abogado Jorge Chueco. El juez está cumpliendo la recomendación de los camaristas de la Sala II, Martín Irurzun, Horacio Cattani y Eduardo Fara, quienes le pidieron que intente recuperar todos los activos y todo el dinero en efectivo que encuentre. El fiscal Guillermo Marijuan viajó a Río Gallegos junto con 200 efectivos para embargar y poner a la venta, cuanto antes, una inmensa flota de autos de alta gama, estancias, edificios, departamentos, terrenos, artículos suntuarios y cualquier cosa que pueda ser transformada en dinero. Todo esto, en principio, parece una respuesta correcta a la demanda sintetizada en la consigna "que vayan presos y devuelvan la plata".

¿Habría que condecorar al fiscal y al juez? No. Pero es una ingenuidad suponer que para desenterrar el dinero que Báez pudo haber guardado en estancias y bóvedas basta con que Leonardo Fariña haga un dibujito y se lo entregue al juzgado en sobre cerrado. El ex valijero hizo eso el miércoles de la semana pasada. Casanello y Marijuan protegieron la información bajo siete llaves, pero no lograron evitar la filtración, y varios periodistas tuvieron esos datos. Entonces, la idea de que se estaba investigando con parsimonia volvió a florecer. Sin embargo, los supuestos "espectaculares" datos que había aportado Fariña ya estaban en el expediente y en algunas redacciones desde 2010, cuando se filtró la existencia de bóvedas en las estancias La Julia y Cruz Aike. Por lo tanto, ¿alguien mínimamente informado podía creer, de verdad, que Báez pudo haber esperado desde 2010 hasta que lo metieran preso, seis años después, para sacar las cajas y los fajos con billetes de la ubicación que suministró el arrepentido del rodete?

El otro gran argumento que agitan los que critican con liviandad el trámite judicial es que Martín Báez debería estar preso, al igual que su padre. Analicemos el punto con detenimiento y con el expediente en la mano. Para el juez, pero también para el fiscal, Lázaro es el vértice de una banda armada para delinquir; Pérez Gadín es su pata contable, y Chueco, su cómplice jurídico. ¿Y qué responsabilidad concreta le adjudican a Martín Báez? Casanello entiende que es mucho menor que la de su padre porque Lázaro, por ejemplo, tiene el 95% de las acciones de Austral Construcciones. Y su hijo, en cambio, sólo el restante 5%. Además, tanto el juez como el fiscal ubican a Martín como una especie de "custodio familiar" ocupado en controlar que Fariña no lo mejicaneara durante el traslado de euros a las financieras. Marijuan entiende que el heredero del rey de la obra pública no le llegaría ni a los talones a su padre en términos de "inteligencia para hacer el mal". Tampoco a Pérez Gadín, Cuello, Fariña o Federico Elaskar. Por esa razón, tanto Casanello como Marijuan reaccionaron con cierta indignación cuando un par de colegas les sugirieron que metieran preso a Martín Báez como una manera poco ortodoxa de lograr que Lázaro "cante". "Eso sería el equivalente a una tortura", le respondió Marijuan a un camarista que recordó que ya estaba vigente la ley del arrepentido. Casanello le contestó exactamente lo mismo a un periodista que "lo corrió" con la hipótesis de que si no arrestaba a Báez hijo, "la gente va a pensar que usted está protegiendo a Cristina".

Y a propósito: ¿se podría asegurar que el magistrado hará todo lo posible para no involucrar a la ex jefa del Estado? Marijuan la imputó, pero en el requerimiento de instrucción no definió las razones por las que lo hizo. Se puede conjeturar que la imputación se explica porque Fariña la nombró en su declaración indagatoria. También se puede entender que la puso en un lugar incómodo cuando interpretó que Ella lo mandó a llamar de urgencia a Lázaro Báez a Olivos porque tenía la sospecha de que le estaba robando dinero que era de la familia. Pero además se puede interpretar, si se lee con paciencia la misma declaración, que en un momento Fariña "la despega" de toda la operatoria del lavado. "Casanello no cerró ninguna puerta, pero se va a terminar de convencer de que Cristina sabía que su marido hacía negocios sucios cuando aparezca una prueba nueva", me explicó alguien que conoce el expediente casi tanto como el juez.

La posibilidad de que Báez declare bajo las mismas condiciones a las que accedió Fariña es algo que parece cada vez menos improbable. Emisarios del fiscal Marijuan ya le mandaron un mensaje para convencerlo de que es lo mejor que podría hacer para mejorar su situación procesal. Algo parecido le hicieron saber a Chueco. Y ambos están analizando junto con sus abogados si de verdad es la única carta que les queda. Tienen tiempo para arrepentirse hasta antes del inicio del juicio oral, pero corren el riesgo de llegar demasiado tarde, si uno de los dos accede primero. Y también llegarían tarde si aparecieran nuevas pruebas que hicieran innecesarios su comparecencia y su posterior ingreso al régimen especial de testigos protegidos. Báez solicitó la opinión de otros estudios de abogados, por fuera del letrado que lo está asistiendo. Casi todos le dijeron lo mismo: las posibilidades de que salga de la cárcel inmediatamente son prácticamente nulas; si tiene algo para decir, tiene que hacerlo más rápido que tarde.

Marijuan no descarta de ninguna manera la posible colaboración de Báez. Él sabe que el ex gerente del Banco de Santa Cruz era muy amigo de Néstor, pero que a Cristina no lo unía casi nada. Tiene presente que Lázaro todavía guarda cierto resentimiento porque Ella le quitó participación en la obra pública y le bajó el pulgar para participar del proyecto de las represas Kirchner y Cepernic. Además sabe que Cristina lo trató, casi siempre, con cierto desdén y cierto desprecio. Entonces supone el fiscal que Lázaro hablará cuando sienta que no le queda más remedio. Son las últimas noticias "picantes" sobre la vertiginosa causa denominada la ruta del dinero K.

Publicado en La Nación