¿Cristina empieza a gobernar y Néstor acepta su fracaso y da un paso al costado? ¿Daniel anticipa a Néstor que ahora se despega y el ex presidente lo soporta y hasta lo alienta? ¿Kirchner renuncia, por fin, a su rol de jefe político de la Presidenta durante los últimos treinta años? ¿Empieza una nueva administración en la Argentina después de la derrota del 28 de junio?

La respuesta, a todas las preguntas, es "no".

Lo que está haciendo Néstor es ganar tiempo y restañarse las heridas. La jefa de Estado acompaña su estrategia, mientras llena su agenda de encuentros con la oposición política, y distrae con la convocatoria a un Consejo Económico y Social sin poder para decidir sobre los temas más importantes.

Scioli, como se sabe, tiene una independencia relativa. Se rompe la cabeza pensando en cómo cubrir un déficit de 5 mil millones de pesos. Pero tiene urgencias: necesita dinero para pagar los sueldos de este mes. El único que puede garantizar que aparezca es el Estado Nacional. Y la llave de las cajas más importantes las sigue teniendo Néstor.

¿Es verdad, como difunden voceros de ministros e importantes secretarios de Estado, que Kirchner dejó de ser el verdadero jefe de los ministros y que ahora es ella la que "los vuelve locos con llamadas a cualquier hora"? ¿Es cierto que no se gobierna más desde la Quinta de Olivos, sino desde Balcarce 24 y que hay ahora espacio para discutir con la Presidenta?

¿Es verdadero que él no llama como antes porque está concentrado en salir, lo más fuerte posible, de las consecuencias de la derrota? Pero fue Kirchner, con la anuencia de Cristina, el que diseñó el operativo maquillaje del INDEC. Un anuncio de supuesta normalización con Guillermo Moreno ejerciendo su respaldo "desde afuera" y su principal "espada técnica", Norberto Itzcovich, defendiendo "la transparencia" de las últimas estadísticas oficiales.

También fue Kirchner quien ordenó a sus más fieles subordinados en el Consejo de la Magistratura que resistan cualquier cambio en la composición del organismo. Se trata de un sistema cuyo texto presentó Cristina cuando era senadora nacional. Se sabe que garantiza mayoría al oficialismo para remover y designar jueces. Hay por lo menos treinta causas contra las principales figuras de este gobierno, incluido el propio ex mandatario, que permanecen "dormidas pero con ganas de despertar", según interpretó un juez federal que maneja una muy compleja y muy sensible. Él y la mayoría de sus colegas esperan que les saquen de encima la eterna amenaza de juicio político para llegar a fondo en sus investigaciones. ¿Alguien puede pensar, en su sano juicio, que Kirchner renunciará, por decisión propia, a este esencial instrumento de poder?

La reunión "secreta" con Scioli, la enésima bendición a Luis D’Elía y Emilio Pérsico, y los futuros encuentros con Agustín Rossi para diseñar la nueva estrategia parlamentaria demuestran que Kirchner sigue vivito y coleando.

Los rumores sobre un supuesto paso al costado son apenas una cortina de humo para entretener a los factores de poder.

Publicado en El Cronista