Al gobierno de Mauricio Macri, más que comunicación, le falta política. Tres o cuatro ejemplos van a servir para ilustrar e argumento. El viernes pasado, César Milani fue detenido acusado de torturar, haber desparecido y probablemente matar a integrantes de una familia perseguida por la dictadura. El dato pega en el corazón de uno de los capitales simbólicos más importantes del cristinismo: la política de derechos humanos. No hay manera de justificar sin parecer un cínico o un hipócrita o una mala persona, como fue que la expresidente lo nombró Comandante en jefe del ejército. Tenés que ser Juan Cabandié, quien en vez de llamarse a silencio pidió celebrar su detención. O Guillermo Moreno, que podría mentir hasta el infinito, sin hacerle asco a nada: ni a la negación de las estadísticas oficiales ni a la subestimación el plan criminal sistemático de la dictadura.

Sin embargo, desde el gobierno y desde Cambiemos, acaban de perder la oportunidad de señalar que Cristina perdió el único capital simbólico que parecía indiscutible: el de su presunto interés por los derechos humanos. Pero a la impericia del gobierno para aprovechar de manera legítima los horrores de su adversario hay que sumar la torpeza que implica subvalorar las buenas noticias de su gestión y amplificar las malas. La llamada reparación histórica para los jubilados que iniciaban juicio ya fue olvidada. Pero nunca dejará de recordarse el cálculo a la baja de los últimos aumentos a las jubilaciones y las asignaciones por hijo. Hay, ahora mismo, tres datos positivos de la economía que aparecen en los medios dispersos, pequeños y fragmentados. Son el aumento del consumo de combustibles, el crecimiento del consumo, según la consultora Ecolatina, vinculada con el ex ministro Roberto Lavagna, y el crecimiento de las ventas en los productos que se comprar en cuotas y que bajaron su precio. Sin embargo, en vez de defender sin estridencias pero con convicción e insistencia las cosas que se hicieron bien, se la pasan defendiéndose de la publicación de datos reales y negativos, como los aumentos de las tarifas los peajes y los alquileres. Nadie le está pidiendo a Macri que se transforme en Cristina e ignore, en el día de su cumpleaños, que acaban de meter preso acusado de delitos de lesa humanidad, al general que ella eligió y defendió a capa y espada. Solo que deje de ser tan naif y que, en vez de pedirle a los periodistas que sean más piadosos, empodere a un grupo de dirigentes políticos que salgan a defender las cosas buenas y minimizar el daño de las operaciones judiciales y mediáticas de Horacio Verbirsky y sus amigos.

El editorial de Majul del 20 de febrero de 2017 en #Majul910 por Radio La Red.