Rafael Bielsa

 

Para dejar documentado que no era parte de ningún negocio turbio con Venezuela, el entonces canciller Rafael Bielsa lo avisó por escrito en una carta que le envió al presidente de la Nación. La carta podría transformarse en una prueba que podría complicar a Néstor Kirchner, porque demostraría que el ex presidente estaba al tanto de los hechos de corrupción que en su momento denunció el ex embajador argentino en Venezuela, Eduardo Sadous.

Bielsa entró con la carta en la mano al despacho presidencial para explicar a Kirchner lo que horas antes Sadous había denunciado a través de un cable diplomático, con el nombre CAEVENE número 10.097, fechado el 25 de enero de 2005: que habían desaparecido ilegalmente 91.300.000 dólares de la cuenta del fideicomiso en Nueva York; que alguien los había ingresado a Venezuela; que había hecho una diferencia de 13 millones de dólares en el mercado paralelo; y que lo habían devuelto al banco una vez que el Sadous constató “la desaparición”.

El recurso de la carta no es inocente. Bielsa lo usaba cuando quería dejar expresa constancia de su papel en los asuntos más delicados. De hecho el ex canciller le envió a Kirchner 170 misivas manuscritas que todavía guarda entre sus papeles como un preciado tesoro. Una de las últimas y de las más críticas es de diciembre de 2007. Cristina Fernández acababa de ganar las elecciones presidenciales con el 47 por ciento de los votos. La carta empieza así:

“Néstor: Los de esta elección son votos urgentes. Cuando la gente pone los votos de manera urgente, los retira igual: más urgente todavía”

Todas las cartas que Bielsa le mandó a Kirchner tienen el sello de la mesa de entradas de la Casa de Gobierno, prueba irrefutable de que alguien las recibió:

-Para que quede constancia. Para que el día de mañana nadie pueda decir que yo no avisé- le explicó Bielsa a un amigo de toda la vida.

Después de entrar con la carta en la mano, el entonces canciller se lo dijo claramente a su jefe:

- Néstor: el embajador de Venezuela cree que se trata de una seria irregularidad.

El Presidente lo escuchó, no se pronunció, pero lo mandó a ver al ministro de Planificación, Julio De Vido.

Entonces De Vido, tal vez avisado por Kirchner, se atajó, y ensayó ante el canciller la primera hipótesis:

-Es probable que haya sido un error, producto de nuestra inexperiencia. No te olvides: es el primer fideicomiso que hicimos. Dame unas horas y volvemos a conversar.

Bielsa no se quedó quieto. Llamó al embajador de Venezuela en Argentina. Este lo tranquilizó con un argumento idéntico al de De Vido:

-Rafael querido. La plata desapareció, pero apareció de nuevo. Acá no hay corrupción, solo inexperiencia. Ahora no falta nada más: el fideicomiso está completo.

Después del cable, Sadous fue desplazado de la embajada en Venezuela. Ahora el fiscal Gerardo Pollicita y el juez Julián Ercolini podrían citar a declarar a Bielsa, para que confirme su reunión con Kirchner y De Vido, y ratifique la existencia de la carta al Presidente. El escándalo de los negocios con Venezuela creció en intensidad desde el 26 de abril pasado, cuando Pollicita y Ercolini le tomaron declaración testimonial a Sadous y le preguntaron si era cierto un diálogo que aparece en El Dueño, en el que el agregado comercial de la embajada, Alberto Álvarez Tufillo, le traslada una pregunta de empresarios argentinos, quienes deseaban saber “con quién había que arreglar” para destrabar los contratos.

La carta de Bielsa a Kirchner demuestra que el Presidente no podía ignorar lo que estaba pasando.