Carlos Reutemann, Francisco De Narváez, Mauricio Macri, Felipe Solá y Eduardo Duhalde sentados a la misma mesa con el compromiso mínimo de no competir entre sí hasta asegurarse que le puedan ganar a Néstor Kirchner. Todos ellos, junto a Julio Cobos, Ricardo Alfonsín, Ernesto Sanz e incluso Elisa Carrió y hasta Pino Solanas para evitar que el ex presidente manipule las internas abiertas o contamine el proceso electoral con el único objetivo de permanecer en el poder. Son dos fotos muy potentes, que constituirían un fuerte golpe para las aspiraciones continuistas del kirchnerismo.


La mayoría de los mencionados comprendió que la fragmentación es el mejor negocio para Kirchner. Y casi todos ya probaron el trago amargo del operativo esmerilamiento que el poderoso aparato político y mediático del Frente para la Victoria activó contra cada uno, en distintos momentos de sus respectivas carreras. Desde hace meses, figuras como Sanz, Margarita Stolbizer, Alfonso Prat-Gay y Gabriela Michetti trabajan en conjunto para hacerles comprender a los que ya se anotaron en la carrera presidencial que la manera más potente de evitar que el kirchnerismo gobierne por cuatro años más es establecer un mínimo acuerdo de ideas básicas que incluya solidaridad pública ante los feroces ataques que pudieran recibir del oficialismo. El intento ya había sido mencionado por El Cronista varios meses antes.


Hasta ahora, Reutemann, De Narváez, Macri, Solá, Duhalde, Alfonsín y Solanas estaban demasiado preocupados en sus propias aspiraciones. Pero la leve mejoría en la imagen positiva del gobierno y del propio Kirchner y la consecuente caída en la mirada favorable de ellos mismos los podrían terminar de convencer. El último gran convencido fue el Vicepresidente, quien en las últimas horas fue involucrado en el escándalo de los negocios ilegales con Venezuela. Cobos está llamando a todos los dirigentes con los que tiene buena relación, dentro y fuera del radicalismo, para explicarle que no hizo nada irregular. En el medio de la ronda, se encontró con un “¿Viste? ... yo te lo dije: fueron de nuevo por vos” de una importante figura del PRO, quien días atrás lo había llamado para pedirle su apoyo ante la avanzada judicial de Norberto Oyarbide contra Mauricio Macri. Ahora Cobos está pensando en dárselo.


Sólo dos prevenciones son las que demoran la realización de cualquiera de las dos fotos.


Una es que sea vista por la mayoría de la sociedad como un manotazo de ahogado y un signo de debilidad ante el avance de la topadora K. Otra es que sea percibida como una acción muy espectacular y sin contenido, cuando la mayoría de las encuestas cualitativas le están pidiendo ahora mismo, a todas las figuras de la oposición, que empiecen a explicar qué harían con la Argentina en caso de asumir el gobierno.


Como no podía ser de otra manera, Néstor Kirchner viene anticipando la batalla dialéctica. A los radicales y sus aliados los agrupa en el Partido del Ajuste y los responsabiliza por la crisis de diciembre de 2001. A Carrió la acusan de loca y a Solanas de "cachivache". Los comentarios de los ñoquis cyber k –quienes trabajan de 9 a 12, interrumpen una hora para comer y vuelven a atacar después del mediodía– presentan a Reutemann como el responsable de varias muertes en la misma época en que Fernando De la Rúa se fue de la Casa Rosada en helicóptero. Todo indica que a Macri no lo dejarán tranquilo hasta que sea procesado y, eventualmente, condenado como jefe de una asociación ilícita conformada para espiar cuestiones domésticas. A De Narváez lo quieren presentar, desde hace algunas semanas, como alguien dispuesto a transar con el flamante presidente del UNASUR para mostrarlo como alguien poco confiable.


Duhalde se confiesa experto en operaciones contra su figura y trabaja obsesivamente para lograr la foto capaz de evitar que "El Loco" se salga con la suya.

 

Publicado en El Cronista