(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) Hay cierta inquietud en el ala más política de Cambiemos. No les gustó escuchar, en los últimos días, al jefe de gabinete, Marcos Peña, repetir la idea de que se ganará a nivel nacional.

Sienten que parece estar atajándose de antemano, por si sobreviene una derrota en la provincia de Buenos Aires. Hay dirigentes que no forman parte de la mesa chica que juran haber notado al asesor Jaime Durán Barba más que preocupado.

¿Terminará siendo una equivocación la polarización contra el ex Frente para la Victoria de Cristina Fernández? Hay encuestas para todos los gustos, pero ninguna, hasta ahora, indica que Cambiemos, en la provincia de Buenos Aires, con Esteban Bullrich a la cabeza, sea capaz de obtener en primer lugar, de manera clara.

Por lo menos el próximo domingo 13 de agosto. Tampoco existen, entre las más o menos serias, encuestas que digan que Cristina ya ganó. Las de Federico Aurelio, por ejemplo, dan a la ex presidenta por encima del ex ministro de Educación por tres puntos.


Los porcentajes aproximados serían 31 o 33 para Unidad Ciudadana, 30 o 31 para Cambiemos y de alrededor de 20 para 1 País con Sergio Massa y Margarita Stolbizer.

Según ese trabajo, la única fuerza que había crecido en detrimento de otras durante el último mes es Cumplir, de Florencio Randazzo, pero apenas un punto, y todavía muy lejos de los dos dígitos.


El ala política de Cambiemos sostiene, por lo bajo, que no se estaría ahora en una situación tan apretada si el oficialismo hubiera pactado, el año pasado, un acuerdo que abarcara a los intendentes peronistas del ex Grupo Esmeralda. O una alianza más amplia, que incluso hubiera acercado al propio Massa.


Ellos piensan que 2016 hubiera sido el año justo para intentarlo. Porque entonces el dirigente más fuerte del sistema político era el Presidente. Y la oposición todavía estaba grogui, sin terminar de acusar el golpe de la derrota de diciembre de 2015.

"Pero ese tren ya pasó. Y quizá no vuelva a pasar nunca más" me dijo un dirigente de la Ciudad que además conoce muy bien el territorio de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo Macri, Peña y Durán Barba creen que ahora está sucediendo lo mismo que antes de las últimas elecciones presidenciales.


Peña lo afirma en privado pero también en público: "Los que dicen que Cristina va a ganar y que nosotros equivocamos la estrategia son los mismos que decían que Scioli nos derrotaba en la primera vuelta. Nos acusaban de soberbios, de no entender nada de política. Nos corrían con encuestas truchas o encuestas bienintencionadas, pero equivocadas. Nos pasaban facturas antes de tiempo".

La certeza de Macri, Peña y Durán Barba es que Cambiemos, al final se impondrá en agosto por muy poco, y en octubre por mucha más diferencia. Los que analizan los números aseguran que, al final, el miedo al pasado se improndrá por sobre la decepción con la política económica del Gobierno.


Trabajan para evitar que la tapa de los diarios del lunes 14 de agosto no diga: "Ganó Cristina". Sin embargo están seguros de que, en caso de perder en esta suerte de primera vuelta, muchos votos de Massa y algunos de Randazzo irán a parar a Cambiemos.


Un intendente del PRO que recorre la provincia no comparte ese diagnóstico. "¿En base a qué razonamiento diagnostican que los votos de Massa se van a trasladar a nosotros en octubre? Sergio mantuvo su 20% en las presidenciales, y no hay focus groups que demuestren que antes de la posibilidad de que vuelva Cristina se van a ir masivamente a votar a Esteban. Tampoco hay estudios que aseguren que parte del voto de Randazzo, al final, en octubre, vaya a nuestras boletas.

Para mí el del Flaco es un voto peronista. Y entre votar a cualquier candidato de Macri o votar a Cristina al final va a elegir a la ex presidenta, porque encima ella se cuida muy bien de no atacarlo ni agredirlo".

¿Y qué pasaría si al final Cristina ganara las elecciones en la provincia? Además de transformarse, de manera casi automática, en candidata a presidente en 2019, provocará en el Gobierno un efecto bomba, en un sentido o en el contrario. O terminará de paralizar la administración de manera definitiva.

O generará en Macri la reacción de quien sabe que tendrá una sola oportunidad para hacer los cambios de fondo que se propone. Con el consenso del sistema político o por encima del propio sistema. El, en la intimidad, se muestra dispuesto a detener el regreso del populismo.

Pero si ahora sostiene que no tiene el suficiente poder para impulsar los cambios de fon dos ¿por qué los tendría aún ganando, si la composición de ambas cámaras legislativas no cambiaría demasiado? Gobernar la Nación, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad no es poco. Y seguirá siendo suficiente aunque Cristina gane la provincia.

Eso es lo que el Presidente debería entender, más allá del resultado de las elecciones de octubre.