Ayer, la presidenta Cristina Fernández volvió a utilizar la ironía para descalificar a la prensa. Esta vez lo hizo contra los presentadores de noticias: les sugirió cambiar la cara y aplicarse un antídoto "contra la mala onda". Fue en el mismo tono relajado con el que aconsejó, no hace mucho, inyectarse "la vacuna antirrábica" a ciertos periodistas que no ven ni difunden las cosas lindas que pasan en la Argentina.
Como se sabe, tanto ella como su esposo, Néstor Kirchner, son expertos en transformar medias verdades en sentencias irrefutables. Y ahora, impulsados por un incipiente cambio de humor social y como homenaje al Día del Periodista, vuelven a la carga y decretan que hacer periodismo no oficial es ser apocalíptico, tremendista y amargado.
Sin intención de herir susceptibilidades, y en el mismo contexto de ironía que propone la mandataria, aquí van algunas sugerencias para transformarse en un periodista k y con "buena onda":
. Ignore informaciones tóxicas, como la causa que involucra al ex Ricardo Jaime en todas sus variantes. Si le preguntan por algún hecho de corrupción, repita: los hay en todos los gobiernos, lo importante es que esta administración lucha contra los malos y los poderosos.
. Consuma y publique solo buenas noticias, como el crecimiento en la recaudación tributaria o la cantidad de autos y plasmas que se están vendiendo últimamente. No las ponga en contexto ni las minimice. No las mezcle jamás con datos negativos como la inflación o la manipulación de las estadísticas.
. Presente cada victoria política como si fuera un triunfo en la próxima elección presidencial. Ejemplo: si el juez ahora ordena a los asambleístas de Gualeguaychú interrumpir el corte, arrégleselas para presentarlo como una excelente jugada del Gobierno, pero sin hacerle pagar el costo político por las contradicciones que marca el periodismo no oficial.
. Haga lo inverso con las informaciones que puedan leerse como una derrota política de esta admnistración. Ejemplo: si la oposición logra modificar la composición del Consejo de la Magistratura, ignore el asunto o réstele importancia hasta convertirlo en una anécdota.
. El periodista buena onda y vacunado tiene la obligación de ver los programas de televisión que "bajan la línea" de la agenda informativa K. Se trata de una herramienta indispensable.
. Si con todo esto no alcanza haga "periodismo buena onda ciudadano". Ataque sin escrúpulos y con fiereza a medios, periodistas y columnistas que no adhieran "al proyecto". Déles duro y sin respiro, hasta quebrar su autoestima y su ánimo. No se prive tampoco de insultarlos en la vía pública. Si necesita fondos, ya sabe a quiénes llamar: el Estado siempre cuenta con dinero para financiar semejantes epopeyas.
Y recuerde: a la hora de hacer pronósticos positivos no se ande con pequeñeces. Escriba, diga y repita que Néstor Kirchner ya ganó las próximas elecciones presidenciales. Agregue que cualquier posible candidato de la oposición será peor que el Apocalipsis. El método de la profecía autocumplida es "buena onda" y sirve para contagiar hasta los más escépticos y rabiosos.
Especial para lanacion.com