Si la Argentina sale campeón, ¿Néstor Kirchner gana las elecciones y vuelve a convertirse en presidente? Esta hipótesis, que ya se escucha entre formadores de opinión oficialistas, forma parte de un análisis apresurado y superficial que incluye otras dos ideas.
Una: que los festejos del Bicentenario colocaron al ex presidente a las puertas de ganar en primera vuelta. Otra: que si se comprueba que uno de los hijos de Ernestina Herrera de Noble es de padres desaparecidos, sería un golpe muy fuerte para el Grupo Clarín. Esto transformaría a Kirchner en invencible, según estas teorías.
Uno de los directores técnicos más exitosos de la Argentina, Carlos Bianchi, acaba de pronosticar que el seleccionado nacional puede ganar la Copa del Mundo. Y Hugo Moyano, hace una semana, aseguró que si Diego Maradona lograba la hazaña hasta él mismo se sentiría con derecho a pelear la candidatura a presidente de la Nación. Quizá el primer vaticinio deportivo esté fundado en la experiencia del ex conductor de Boca Juniors, pero el supuesto de Moyano, ¿debería ser considerado como parte de una alternativa indiscutida o como una de las bromas recurrentes que el sindicalista practica frente a quienes le hacen preguntas incómodas?
Es poco serio determinar ahora si el Campeonato Mundial de fútbol que el equipo de César Luis Menotti obtuvo en 1978 otorgó al gobierno de facto un fuerte espaldarazo frente a la sociedad. En esa época, no había oposición, ni partidos políticos, ni Parlamento, ni Poder Judicial. Solo existía una dictadura cuyos responsables asesinaban a mansalva, hacían desaparecer inocentes, robaban bebes y se apropiaban de los bienes de las víctimas. Una dictadura con suficiente poder como para controlar y silenciar a la mayoría de los medios de comunicación, y neutralizar la campaña internacional de esclarecimiento que se fue desvaneciendo en medio de los festejos después de la gran final.
Pero en 1986 el equipo de fútbol argentino volvió a repetir "la hazaña". Gobernaba Raúl Alfonsín y tanto él como sus muchachos de la Junta Coordinadora Nacional soñaban con un Tercer Movimiento Histórico, un proyecto nacional que fuera interpretado como la continuación de las grandes ideas de Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón, pero en la cabeza del líder que había tenido el coraje de sentar en el banquillo de los acusados a los comandantes de las juntas militares que habían bañado de sangre a la República.
Es verdad que Alfonsín y Bilardo nunca se llevaron bien. Pero aún así ¿quiénes, de los que formaban parte del primer gobierno democrático después de la dictadura no especularon con los millones de votos que significaría un triunfo en el que pocos creían? Lo que sucedió más de un año después de aquel acontecimiento deportivo fue muy distinto: el alfonsinismo perdió las elecciones legislativas contra la renovación peronista encabezada por Antonio Cafiero, Carlos Grosso y José Manuel de la Sota. El futuro del Tercer Movimiento Histórico se había empezado a deshilachar más allá de los goles de Maradona frente a Inglaterra.
Es verdad que los intelectuales y comunicadores que aportaron ideas al entonces presidente eran más escrupulosos y menos mercenarios que algunos de los que rodean a Kirchner ahora mismo. Pero lo cierto es que el "efecto mundial" no alcanzó para contrarrestar la decepción que produjo en gran parte de los argentinos el "¡Felices Pascuas!" después del ataque carapintada. Y tampoco sirvió para mitigar la desazón que estaba generando, muy cerca de la elección, el fracaso del denominado Plan Austral.
¿Es correcto comparar aquellos días con los que todavía no sucedieron en octubre de 2011? Tampoco. Solo para dar un ejemplo: aquel gobierno radical controlaba la televisión y la radio, pero este tiene el Fútbol para Todos y una creciente corporación de medios oficial y paraoficial capaz de repetir hasta el cansancio una flagrante mentira hasta que muchos desprevenidos supongan que se trata de una verdad.
Pero la audaz premonición que sostiene que si la Argentina sale campeón Kirchner volverá a ser presidente es solo una más del conjunto de ideas que se deberían agrupar en el apartado "Operación profecía autocumplida". Sus fogoneros son los mismos que sostienen que el clima cambió, que Kirchner ya no es visto como un monstruo y que viene ganando votos todos los días, por lo que llegará a triunfar en primera vuelta contra toda la oposición dividida y fragmentada.
Lo único comprobable es que las encuestas registran un incipiente cambio de clima y que Kirchner aparece "primero" porque todavía los argentinos no vislumbran a los candidatos capaces de enfrentarlo. En el mismo sentido, la aparición de Ricardo Alfonsín como un "ordenador" de la interna del Acuerdo Cívico y Social y la foto de la semana pasada con los referentes del peronismo disidente, son malas noticias para el kirchnerismo y sus incondicionales.
Datos reales, más allá de cualquier interpretación, muestran que los golpes de efecto solo duran lo que persiste la alegría después de un gol, un campeonato del equipo de tus amores e incluso la Copa Mundial de Fútbol que, dicho sea de paso, este seleccionado argentino todavía no ganó.
Especial para lanacion.com