Luis Majul

  • ¿Qué le pasa Señora Ex Presidenta?

    Como usted se refirió a mi trabajo cuando escribió en su cuenta de twitter que el audio de voz privado que el fiscal Marijuán le envió a una productora de mi programa de radio era la “prueba irrefutable de la Asociación ilícita entre el Partido Judicial y el Periodismo de Guerra”, yo me voy a tomar la libertad de hacerle unas pocas preguntas ya que nunca concede entrevistas a periodistas críticos y profesionales.

  • El círculo rojo está desorientado

    Una buena parte de lo que Mauricio Macri y Marcos Peña denominan el ‘círculo rojo’ sigue descolocado ante las principales decisiones del Presidente que no aparecen en los diarios pero que marcan una conducta determinada.

    Los analistas políticos tradicionales esperaban que la nueva administración cambiara los modos, pero no el sentido de las cosas.

    La semana pasada algunos se enteraron de las directivas que el jefe de Estado le dio a su íntimo amigo Gustavo Arribas, ahora al frente de la Agencia Federal de Inteligencia. "Ni se te ocurra seguir repartiendo sobres a los jueces federales y a los periodistas", le ordenó.

    Esto quiere decir que Macri sospechaba o sabía que esta práctica era moneda corriente en la anterior administración. Y que el hecho de que se tratara de fondos reservados hacía más fácil la distribución irregular de dinero.

    ¿Aparecerá algún día la lista de fiscales, secretarios, jueces y periodistas que formaban parte de la ‘cadena de la felicidad’? Parece que, de a poco, la podrían ir reconstruyendo. ¿Cómo? "Los que recibían su parte están experimentando algo así como un síndrome de abstinencia. Salen de la madriguera, o muestran los dientes, a la espera de alguna novedad", explicaron fuentes seguras, cercanas a la nueva conducción de la AFI.

    También fracasaron los intentos de los directivos de un canal de noticias de cable para hacerle saber al Presidente que lo podrían llegar a tratar muy mal si no establece ‘un acuerdo’ o ‘una tregua’ con sus dueños, quienes explotan negocios muchos más rentables que los medios de comunicación.

    "Hagan lo que quieran. Desde el gobierno nadie va a mover un dedo para impedir que informen u opinen lo que consideran correcto", les respondieron, con algo de formalidad.

    ¿Se trató de una extorsión o solo querían establecer las nuevas reglas de juego? En su momento, el propio Presidente le aclaró, en persona, a un megaempresario kirchnerista: "Nadie lo va a perseguir. Excepto la justicia, en el caso de que haya hecho y siga haciendo las cosas fuera de la ley".

    ¿Acaso a Macri no le importa lo que dicen y hacen los hombres de negocios con poder? ¿No le afectan lo que escriban o digan los periodistas?

    El asunto es un poco más complejo. En ‘Cambiamos’, el libro de Hernán Iglesias Illa, se pueden encontrar algunas pistas. Los que trabajaron en la campaña presidencial consideran que Néstor y Cristina sobrevaloraron la importancia de los medios. Que, por un lado, prostituyeron a muchos periodistas y contaminaron a varios con dinero público, y por el otro inflaron el ego de colegas y multimedios que "ayudaron a evitar que Argentina se convierta en Venezuela".

    Ahora consideran que se debe transitar un camino ‘menos dramático‘. Un poco ‘más normal‘. Más parecido a otros países. Donde los medios y los periodistas sean importantes pero no determinantes. Con una pauta oficial destinada a comunicar y no a subsidiar a periodistas sin audiencia ni trayectoria o a falsos medios. Distribuida con un criterio lógico y que pueda ser plasmado en un proyecto de ley.

    Pero este ‘cambio‘ no será de la noche a la mañana. Porque la Secretaría de Medios dependiente de la Jefatura de Gabinete dispone, para este año, 2016, de una pauta de entre 1.500 y 1.800 millones de pesos, pero tiene una deuda, de la anterior administración, de unos 800 millones de pesos, entre la carga ‘documentada’ y la ‘no documentada’ que reclaman los proveedores.

    ¿Podrán los nuevos inquilinos de la Casa Rosada torcer el brazo al ‘sistema‘ y lograr imponer su lógica de ‘normalidad’?

    Como se sabe, Macri también le pidió a la gobernadora María Eugenia Vidal que rechazara la eventual oferta de valijas con dinero en efectivo provinientes de la recaudación ilegal de las seccionales policiales y del Servicio Penintenciario Federal.

    Y ella cumplió la directiva al pie de la letra. La gobernadora todavía cree que esa decisión, entre otras, fue la que facilitó la fuga de los hermanos Lanatta y Víctor Schilacci. Pero ahora, los oficiales y suboficiales de la Bonaerense con más de 10 años de antigüedad están empezando a comprender que ‘la cosa va en serio’.

    El ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, se los hizo saber a los ‘viejos’ y los ‘nuevos’ intendentes, acostumbrados a elegir a los comisarios de su localidad. "‘Si los delitos o los casos de vista gorda crecen en tu territorio, los vecinos se van a enterar más temprano que tarde, porque vamos a publicar los datos en una base con acceso al público y a los periodistas"‘, explicó a más de uno. Y también les dijo que, a los comisarios, a partir de determinado momento, los eligirá el gobierno de la provincia, y no los intendentes.

    De cualquier manera, transformar a la Policía de la Provincia en una fuerza transparente y eficiente no será, tampoco, de la noche a la mañana. Para empezar, Ritondo va a tener que equiparla con la tecnología básica: hoy hasta los delincuentes más improvisados pueden escuchar la frecuencia policial y enterarse de cómo se mueven cada uno de los agentes.

    Lo mismo que pasa en la provincia sucede a nivel político, judicial y también entre los dueños de empresas y gerentes generales que trabajan como lobbistas.

    A esta parte del ‘círculo rojo’, ‘la mesa chica’ de Macri la denomina ‘el sistema’. ‘El sistema’ esperaba que el Presidente enviara un fuerte mensaje a los jueces para que estos avanzaran en las causas donde aparecen involucradas las figuras emblemáticas del anterior gobierno.

    También esperaba que los ‘capitalistas amigos‘ de Néstor y Cristina fueran reemplazados, de manera inmediata, por otros ‘más presentables’ y con mayor capacidad de negocios.

    Pero parece que Macri todavía no emitió ninguna señal. A lo sumo le mandó a decir, a más de un empresario que conoce desde hace años, que no iba a ser discriminado por haber apoyado ostensiblemente a Daniel Scioli en la campaña, pero que tampoco iba a tener un tratamiento de privilegio, porque a partir de ahora tendría que salir a competir.

    Los fiscales, los secretarios de juzgados y los jueces que ‘pidieron instrucciones’ recibieron un mensaje parecido. "Hagan lo que tengan que hacer, dentro de la ley y no por razones políticas".

    Hasta ahora, ni Macri, ni Peña ni los que toman las decisiones estratégicas de la nueva administración tienen miedo de que esto sea interpretado como ‘falta de voluntad política’ para ‘meter presos’ a quienes cometieron delitos.

    Ponen como ejemplo el caso de Milagro Sala. "No vamos a negar que el gobernador Gerardo Morales hizo todo lo que pudo para que empezaran a investigarla como corresponde. Pero ahora la causa continúa por le exclusiva decisión de la justicia provincial. Y nosotros no tenemos nada que hacer allí. Es el resultado de la creación de un Estado paralelo con la suma de la reacción de fiscales y jueces que fueron amenazados por Milagro, perseguidos y humillados durante años, y sin la posibilidad genuina de aplicar le ley", consideró una alta fuente del gobierno nacional.

    ¿Esto quiere decir que a ex funcionarios como Amado Boudou, Guillermo Moreno, Aníbal Fernández o la mismísima Cristina Fernández les puede pasar lo mismo que a Milagro Sala? "Esto quiere decir que si los jueces deciden condenarlos y detenerlos, y tienen los argumentos jurídicos necesarios para hacerlo, el Presidente no va a mover un dedo para evitarlo. Al contrario: va a poner a disposición a todas las fuerzas del Estado para que acaten la decisión de los magistrados", explicó, con el mismo lenguaje formal, uno de las figuras más influyentes del gabinete del nuevo jefe de Estado.

    Publicado en El Cronista

  • El kirchnerismo, por el camino del menemismo

    La ruptura del bloque de diputados del Frente para la Victoria es uno de los datos políticos más importantes desde la asunción del nuevo gobierno. Uno de los interrogantes más repetidos ahora es si se trata de una única fuga o si es el principio de una sucesiva fragmentación. Todo parece indicar que la fractura será más profunda. Y que más tarde o más temprano el Frente para la Victoria (FpV)podría quedar reducido a una organización residual o testimonial, mucho más cerca del 15% de los votos que del 49% que obtuvo Scioli en la segunda vuelta.

    Los motivos están a la vista. El primero, sin lugar a dudas, es la delirante posición política de Cristina Fernández, su hijo Máximo, Héctor Recalde y Carlos Kunkel, por citar sólo a algunos de los referentes más mediáticos. Palabras más, palabras menos, para ellos, la presidencia de Mauricio Macri es casi ilegítima y podría ser considerada una usurpación, ya que la banda no fue entregada por la jefa del Estado en ejercicio. Y para el estrambótico relato de este grupo de irreversibles el cambio efectivo de gobierno tampoco sucedió. Porque no hubo fotos ni entrega de los atributos de mando. No se registró la imagen de la transición como ellos suponen que debería haber sido.

    Estalinismo puro. Los militantes más radicales del cristinismo fantasean que Macri no ganó y que la ocupación de la Casa Rosada es sólo un "accidente político" que será reparado, a lo sumo, dentro de cuatro años. Por eso todavía algunos "resisten" o piden indemnizaciones, como si el pedazo del Estado que ocuparon aún les perteneciera. Y con idéntico nivel de locura comparan al nuevo gobierno con una dictadura, denominan la suba de precios hiperinflación, presentan la interrupción de miles de contratos irregulares y en negro como una ola de despidos y organizan actos públicos con consignas parecidas a las de los partidos políticos al final de la dictadura militar, en 1982.

    Por un lado, todos los días se "les escapa" del núcleo duro algún dirigente más o menos racional. Y por el otro, continúan intoxicando de odio y resentimiento a miles de chicos que creen en "el proyecto" porque por primera vez se habían sentido contenidos. El otro motivo por el que se podría aventurar que el FpV se reducirá, más tarde o más temprano, a su mínima expresión es que Cristina ya no es más presidenta: ya no tomará más el teléfono para mandonear a ningún ministro o colaborador. Y no lo hará sencillamente porque no tiene más poder para hacerlo. Ni el poder de la conducción política ni el poder de la seducción. Antes, cuando podía y lo hacía, muchos de sus colaboradores sentían miedo. Miedo de verdad, miedo físico. Preferían evitarla. Les empezaba a doler el estómago o la cabeza. Eso es lo que contó a más de un periodista el ex responsable de la Anses Diego Bossio, uno de los ideólogos de la ruptura. Y es lo mismo que admiten desde el ex vicepresidente Amado Boudou hasta el ex jefe de Gabinete Sergio Massa, en conversaciones privadas.

    Parece que Ella, hace un mes, pretendió hacer lo mismo con Miguel Pichetto. Sin embargo, el senador no se amilanó ni tuvo miedo. Y tampoco le hizo caso. Pero la principal razón de la progresiva desintegración del FpV es que la ex mandataria tampoco maneja más la chequera, el gran elemento disciplinador y de seducción con el que tanto Néstor Kirchner como su compañera construyeron poder desde el principio de sus vidas políticas. Y ahora que se están abriendo las "cajas de la felicidad" con que contaba "el proyecto", se entiende por qué reclutó tantos aparentes incondicionales. Y también se entiende por qué los gobernadores peronistas, quienes hasta hace muy poco no se atrevían a contradecirla en lo más mínimo, ahora no le atienden el teléfono ni la aceptan como la única jefa del Partido Justicialista. Entonces, si una parte de sus fieles se le va por razones estrictamente políticas y otra parte acomete la fuga por razones económicas, ¿qué les va a quedar al final a la ex presidenta y a los representantes de su "secta política"? Sólo el relato.

    Pero ¿durante cuánto tiempo podría mantener el FpV la consistencia de su relato? ¿Cuánto va a tardar el "No fue magia" en transformarse en un eslogan humorístico, como se terminó convirtiendo en los años noventa el "Menem lo hizo"? No tardará demasiado. Será durante el tiempo que demore la mayoría de la sociedad en darse cuenta de que desde 2003, a pesar del marketing político, no se impulsaron las decisiones adecuadas para mejorar la estructura social y cultural del país.

    ¿Nos dejaron Néstor y Cristina, a los argentinos, una economía en crecimiento o un país más desarrollado? Todo parece indicar que no. ¿Ayudaron a bajar la pobreza estructural que instauró a su turno el menemismo? ¿Lograron una mejora de la educación y la salud públicas? ¿Mostraron una genuina voluntad para combatir la inseguridad o el narcotráfico? Tampoco. Y luego, ¿cómo reaccionarán los fiscales y los jueces federales a los que el kirchnerismo humilló una vez que encuentren en sus expedientes las razones jurídicas para llamar a declaración indagatoria a personajes como Boudou, Guillermo Moreno o la propia ex presidenta? Lo que le está pasando a Milagro Sala en Jujuy es una primera muestra. Porque, más que el gobernador Gerardo Morales, son los fiscales y los jueces de la provincia los que avanzan para probar los delitos.

    Quizás el FpV sea recordado como el emergente político de diciembre de 2001, cuando la consigna "Que se vayan todos" reveló la profundidad de la crisis de la clase dirigente y el nivel de hartazgo de la mayoría de la sociedad. Pudieron haber dado un paso más grande y más audaz, pero eligieron venderse como revolucionarios, aunque no revolucionaron nada. Pudieron haber dejado un Estado con las cuentas en orden, pero optaron por malgastar hasta el último peso, con la intención evidente y mezquina de perjudicar al gobierno que venía. Pudieron tener la grandeza de contagiar diálogo, convivencia, debate de ideas y diversidad verdadera, pero prefirieron la pelea, el escrache, la imposición de supuestas verdades y el pensamiento único. Es decir: la negación del otro. La cerrazón. El atraso. El subdesarrollo. Más cerca de la viveza criolla que de la transformación real. Más cerca del menemismo que de su relato épico. Como un intento fallido de pasar a la historia como una de las mejores cosas que pudieron haberle sucedido a la Argentina.

    Publicado en La Nación

  • Las vidas cruzadas de Mauricio, Néstor y Cristina

    El presidente Mauricio Macri está recorriendo el camino inverso al que transitaron Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Es decir: el de la sospecha hacia la búsqueda de transparencia. Macri creció en el mundo de los negocios y fue testigo privilegiado de las trampas y las ventajas de las que se sirvió su padre, Franco Macri, para levantar un imperio económico que con el tiempo se fue achicando hasta perder la mínima influencia. Los detalles de cómo lo hizo se pueden encontrar en Los dueños de la Argentina, publicado en abril de 1992. Necesitó muchas horas de psicoanálisis para comprender que su padre todavía compite con él. También necesitó mucho dinero para pagar a los abogados por asuntos judiciales en los que Franco lo habría metido sin consultar.

  • Notas exclusivas de La Cornisa: Fariña y Pérez Corradi

    En la última emisión de La Cornista TV se presentaron dos notas exclusivas que generaron gran repercusión en todos los medios de comunicación a nivel nacional. En primer lugar, Ibar Pérez Corradi, el imputado por el Triple Crimen y a su vez investigado por el tráfico de efedrina y medicamentos, fue entrevistado por primera vez para televisión por Hugo Macchiavelli. Pérez Corradi en la charla se declaró inocente del triple crimen y realizó graves denuncias contra una jueza y ex funcionarios. En tanto, Luis Majul entrevistó al arrepentido en la ruta del diunero K, Leonardo Fariña. En un extenso diálogo, el entrevistado amplió datos sobre las relaciones monetarias entre Lázaro Báez y Cristina Kirchner. A continuación, dos videos con fragmentos de las notas.